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miércoles, 20 de diciembre de 2017

La reciente decisión tres votos contra dos de la Comisión Federal de Telecomunicaciones de los Estados Unidos (FCC) de eliminar las normas de neutralidad en la red, que en su momento había proferido el presidente Obama, pone fin a una de las salvaguardas más importantes del uso del internet, principio que ha sido factor determinante de la actual arquitectura de la red.

La neutralidad en la red, se deriva de un conjunto de normas que imponían a los proveedores de internet (ISP’s) el deber de ofrecer un trato homogéneo e igualitario a todos sus usuarios y de abstenerse a bloquear contenidos cobrando tarifas diferenciales, sin razones suficientes.

Ahora, con la polémica decisión, los proveedores adquieren la libertad de discriminar sitios web, haciendo, por ejemplo, que algunos sitios carguen con más velocidad que otros o, inclusive, absteniéndose de prestar el servicio a quienes sean sus competidores. De esa forma se le da vida libre a un internet privado que creará canales de acceso VIP para quienes paguen más, o sean aliados estratégicos del proveedor.

En Colombia, la neutralidad en la red tiene sustento legal (Ley 1450 de 2011, artículo 56) y ha sido materia de regulación mediante la Resolución 3502 de 2011 de la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC). De conformidad con lo establecido en dicha resolución los proveedores que presten el servicio de acceso a internet “brindarán un trato igualitario a los contenidos, aplicaciones y servicios, sin ningún tipo de discriminación arbitraria, en especial en razón al origen o propiedad de los mismos”.

El Ministro de las TIC se pronunció en contra de la decisión de la FCC, asegurando que la decisión no tendrá efectos en nuestro país. No obstante, algunos observadores expresan preocupación por la posibilidad de que el acceso a los servidores de Whatsapp, Google, Facebook o Netflix puedan resultar más lentos, por tratarse de información que proviene de Estados Unidos, lo cual desestimó el presidente de la CRC, Juan Manuel Wilches, al explicar que los datos que provienen de dichas plataformas llegan en bloque al país, sin posibilidad de discriminación, pues los controles de velocidad de carga sólo los pueden hacer los operadores en la última milla, antes del usuario final.

Los analistas internacionales que han expresado su respaldo ante la decisión de eliminar las normas que le daban vida a la regla de neutralidad en la red sostienen que ese principio creaba un desincentivo artificial a la competencia y a las mayores inversiones en infraestructura. Asimismo, se ha señalado que dicho modelo daba una ventaja injustificada a Google y las demás plataformas de contenido y servicios en línea, que usan los canales de acceso al internet sin pagar, para subir contenidos muy pesados y exigentes en materia de conectividad.

Será interesante observar si en efecto Estados Unidos será capaz de demostrar, con estudios técnicos independientes, que el entierro del principio de neutralidad traerá beneficios reales en la competencia y en el crecimiento de los recursos invertidos en infraestructura, sin crear nuevas barreras de acceso. Entre tanto, lo razonable es continuar defendiendo la continuidad de la regla de neutralidad obligatoria, para proteger de forma especial a los pequeños usuarios de red y a los consumidores de menores recursos.

Además, no podemos olvidar que internet es un bien público que sirve de palanca para el desarrollo de la economía, por lo que es deber del Estado procurar que la población de escasos recursos tenga acceso creciente a la red, en iguales o mejores condiciones que el resto de la población.