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miércoles, 12 de agosto de 2020

En medio de la depresión que está viviendo la economía global, cada vez es más común que las empresas recurran a personas influyentes en las redes sociales para dar a conocer sus productos o servicios.

Desde celebridades hasta micro influenciadores son actores fundamentales del marketing digital. Su tarea se centra en generar credibilidad y validar productos y servicios delante de sus audiencias.

En 2019 el gasto mundial de las empresas en influencers fue de cerca de USD$7 billones. A pesar de la crisis del covid-19, se espera que este gasto siga siendo importante respecto a las demás formas de publicidad, como la impresa, por ejemplo.

Tal es así, que además de los “vistos” que reciben a diario los influencers de sus audiencias, también están recibiendo gran atención de las autoridades fiscales del mundo. A medida que la industria se desarrolla, también lo hace el interés del fisco en esta.

Sin embargo, la actividad de los influencers ha dado paso a la aparición de zonas grises a la hora de definir obligaciones fiscales. Desde la determinación de los ingresos, costos y gastos, hasta la cuestión de si es realmente una actividad económica para algunos.

¿Cómo tributan los influencers en Colombia? Más allá del régimen SIMPLE que reduce cargas tributarias, no existe una regulación tributaria específica para los influencers. Les aplican las reglas generales de tributación.

En el impuesto de renta se deben considerar aspectos como ingresos, costos, deducciones, patrimonio y otros.

Los ingresos de los influencers provienen de plataformas como YouTube, Instagram, Facebook o Tik Tok, que pagan según el número de anuncios publicitarios que han sido vistos gracias al contenido de los influencers. También reciben pagos en dinero o especie por patrocinios o acuerdos con las marcas.

Por regla general todos estos ingresos son gravables y sobre estos se debe pagar impuestos.

Sin embargo, qué ocurre con los “regalos” que reciben los influencers de las marcas y que pueden consistir en noches de hotel, viajes, comida, joyas, ropa o incluso vehículos.

No está claro si deberían pagar impuestos por esto, en principio sí por ser pagos en especie. El problema es cómo declararlos y si la Dian está en capacidad de saber cuándo son recibidos.

Otra zona gris es la determinación de los costos y gastos.

Las personas independientes que incurren en costos y gastos para generar ingresos, pueden deducirlos y así disminuir el monto a pagar. Estos deben ser proporcionales y necesarios para generar el ingreso.

Así, las cámaras, el audio, las luces y demás equipos son claramente deducibles. Pero ¿qué pasa con los viajes, ropa y general cualquier compra que pueda aparecer en sus videos?

¿Es deducible la compra de un celular que será usado para un “unboxing” en su canal de YouTube? En principio sí, pues es proporcional y necesario para que cierta audiencia vea su contenido y las empresas paguen por publicidad.

Sin embargo, hay que analizar cada caso. Un creador de contenidos de viajes podría deducir tiquetes de avión y hoteles, pero en el caso de un influencer “Gamer” por ejemplo, no es muy claro.

Para algunos, esto podría parecer inequitativo, pues una persona con los mismos ingresos y compras que un influencer podría llegar a pagar más impuestos.

Lo cierto es que los influencers deben conocer cómo tributan y cuáles son los límites de ley. Aspectos como llevar contabilidad separada, conservar soportes, tener un sistema de determinación del impuesto claro es vital para evitar caer en esas zonas grises. La falta de claridad a la hora de abordar estas zonas grises podría acarrear sanciones y discusiones indeseables con la Dian.