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miércoles, 7 de octubre de 2020

“De mangas de camisa a mangas de camisa en tres generaciones” es un viejo proverbio universal atribuido a Andrew Carnegie, que describe la idea de que la riqueza familiar se disipa en tres generaciones desde su creación.

Se suele creer que con el tiempo los descendientes de la generación que amasa la riqueza pierden la motivación, los talentos y la disciplina que permitieron a sus ancestros crearla. Por ello, la segunda y la tercera generación no pueden mantener la tasa de crecimiento de la primera.

En países como Colombia donde la mayor parte de las empresas son familiares, es indispensable contrarrestar el viejo adagio de Carnegie tanto para preservar la estabilidad económica de los miembros de la familia como para garantizar la sostenibilidad del país.

Si estos patrimonios se desvanecen, el Estado puede recaudar impuestos por estas liquidaciones, pero a mediano y largo plazo significa la pérdida de una fuente de producción de riqueza.

Acá es donde las planeaciones patrimoniales de familia juegan un papel importante en la preservación de estas empresas y más aún con la crisis económica actual por el covid-19.

Antiguamente, las planeaciones patrimoniales consistían en esquemas legales básicos como por ejemplo el matrimonio entre personas con medios económicos comparables, la utilización de testamentos o de fideicomisos.

Hoy en día, la planeación puede ser aún más sofisticada según lo sea la naturaleza, el tamaño y la ubicación de los activos, el tamaño de la familia o los propósitos de la misma planeación.

De este modo, para llevar a cabo una planeación patrimonial de familia, primero se deben tener claros los objetivos. Por lo general, los objetivos son preservar o distribuir equitativamente la riqueza por generaciones, mantener la confidencialidad, controlar la administración de los negocios o integrar objetivos filantrópicos.

Luego de esto, es necesario encontrar el esquema legal que bajo criterios de transparencia y bajo los límites de la ley, permita el mayor rendimiento de capital con el menor costo tributario posible.

Para lo cual, dependiendo del negocio familiar, se deben analizar tanto las cargas tributarias aplicables en la vigencia del patrimonio como al momento de su repartición (si se contempla está opción).

También, según la residencia fiscal y la nacionalidad de los miembros de la familia, se deben tener en cuenta los países donde se pueden invertir los patrimonios familiares y si estos tienen vigente algún acuerdo de inversión o un convenio para evitar la doble tributación con Colombia.

Se pueden adoptar estructuras internacionales (offshore) como por ejemplo sociedades del exterior, fundaciones de interés privado o fideicomisos (trust); o estructuras en Colombia (onshore) como la utilización de tipos societarios flexibles como la S.A.S., o el uso de la fiducia mercantil o el esquema Holding CHC.

La planeación tributaria adoptada debe tener en cuenta tanto los tributos nacionales como los territoriales según los negocios y los activos de la empresa o patrimonio familiar.

Así mismo, debe tener en cuenta las nuevas oportunidades en la legislación reciente, así como las técnicas de planeación probadas que pueden ser significativas en este entorno.

La iniciativa de los miembros de la familia para adoptar de forma proactiva sistemas de gobierno y gestión patrimonial que minimicen las cargas tributarias y preserven la riqueza de las empresas familiares son fundamentales para evitar caer en el viejo adagio “de mangas de camisa a mangas de camisa en tres generaciones”.