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sábado, 14 de agosto de 2021

Desafortunadamente en nuestro país algunos abogados continúan pensando que todos los problemas se solucionan desde lo estrictamente legal y político y con la adopción de cambios que logren “actualizar” las normas existentes. Continuamos teniendo ese espíritu leguleyo que nos pone a pensar, de forma creativa, en cómo solucionar los problemas de nuestro país exclusivamente desde esa óptica. El problema es que muchas veces esos cambios se quedan ahí, en el papel, generando más frustración y zozobra.

Un ejemplo claro de lo anterior es la propuesta del doctor Rodrigo Uprimmy mencionada en su artículo “Constitución, consulta popular y estallido social” publicado en El Espectador el pasado 8 de agosto. El doctor Uprimmy plantea que estamos en lo que él denomina una “paradoja”; por un lado piensa que la Constitución del 91 es un “marco jurídico apropiado” pero, al mismo tiempo, señala que estamos en un “momento constituyente”. Y propone como solución implementar una propuesta de la minga, el realizar una consulta popular para, según este distinguido profesor, poder canalizar la transformación social que tanto necesita Colombia.

¿En serio doctor Uprimmy? ¿Usted de verdad piensa que los problemas de Colombia en la actualidad se solucionan con una consulta popular para “actualizar” la Constitución? ¿No piensa, doctor Uprimmy, que tal vez la respuesta está en hacer lo necesario para fortalecer el crecimiento económico, incrementar el ingreso estatal, disminuir el gasto público e invertir en lo social para que se puede invertir en educación e infraestructura y disminuir los índices de desempleo? ¿No piensa doctor Uprimmy que tal vez el descontento generalizado tiene un factor preponderante en la situación económica actual que dejó la pandemia y que ha afectado a una gran parte de la población colombiana? ¿Eso se logra a través de una consulta popular como usted lo sugiere o esta consulta popular tiene otros objetivos?

Obviamente, nadie desconoce la necesidad de promover cambios sociales y políticos profundos (llevamos ya, varias décadas, en ese “momento constituyente” como usted lo denomina) pero, sin duda, es más urgente ahora ajustar las finanzas, disminuir el desempleo, proteger desde lo económico a los más necesitados y, sobre todo, mantener el aparato productivo en movimiento para obtener mayores ingresos para realizar inversiones sociales.

Doctor Uprimmy, esa “primavera democrática” como usted la denomina necesita soluciones reales, tangibles, principalmente desde lo económico. Siento decírselo doctor Uprimmy, pero la solución no vendrá principalmente de nuestro gremio sino desde lo financiero y, créame cuando le digo, que ahora no se requiere una consulta popular sino a un país trabajando, no a un país bloqueado, no a un país en violencia, no a ciertos sectores sembrando (¿y tolerando?) el caos.

Ahorrémonos esa platica de la consulta que usted y la minga sugieren malgastar, acuérdese que una cosa es abordar los problemas desde el mundo de las ideas, de lo conceptual, desde lo intellectuel (como dirían sus colegas franceses) y otra muy distinta solucionarlos en la realidad. Ahora necesitamos resolverlos, en la realidad, con un programa económico efectivo; y es que, como se decía en la campaña electoral de Bill Clinton, “es la economía, estúpidos”.