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miércoles, 8 de junio de 2022

En el año 2019, emergió una nueva enfermedad que provocó que el mundo se enfrentara a una emergencia sanitaria por el covid-19, generando la necesidad de adaptarse a las nuevas circunstancias, so pena de decaer durante la agudización de esta. En respuesta los gobiernos expidieron normatividad para abordar la contingencia que ha permitido sortear algunas situaciones, sin embargo, es necesario avizorar un futuro pospandemia y prepararse para ello. Un futuro en que todos los actores se puedan anticipar y afrontar las nuevas realidades dejada la crisis en todos los ámbitos.

En cuanto a relaciones laborales se habla, la pandemia trasformó de forma radical la interacción entre los empresarios y sus empleados y de cierta forma ha impulsado su transformación digital y su flexibilización, y hace que sea necesario prepararse para nuevas emergencias e incluso para convivir con el virus del covid-19. Por ello, es primordial que las empresas de forma directa aborden los escenarios y modelen sus procesos internos para obedecer a las nuevas dinámicas que han llegado para quedarse, así como que generen estrategias para atraer y retener fuerza de trabajo cada vez más calificada y competitiva.

En este punto, no se puede pasar por alto el teletrabajo, así como las diversas formas de trabajo a distancia, como el trabajo en casa y el remoto, que en algunos casos estaban considerados por los gobiernos, pero que en la emergencia sanitaria se impulsaron en gran medida, y hoy son una alternativa viable, por los diversos beneficios que conllevan, como la posibilidad de conciliar de mejor manera trabajo y vida familiar, la descongestión del tráfico urbano, la descontaminación en las grandes ciudades, entre otros.

Hay diversas encuestas realizadas, entre ellas la de WeWord que arrojó que 82% de los encuestados prefería modelos de trabajo híbridos, es decir, una mezcla entre el trabajo presencial y a distancia; 45% de los encuestados prefiere desarrollar sus actividades tres días de forma remota y dos presenciales, mientras que únicamente 12% prefiere un modelo de cuatro días presenciales y uno en casa (La República, 2022).

Estas nuevas tendencias que se fortalecieron en pandemia han generado que los trabajadores consideren que existen otras formas para desarrollar sus labores, así como la existencia de otros beneficios intrínsecos que van más allá de aspecto meramente económico, como: la posibilidad de reducir tiempos de desplazamiento, tener libertad de acomodar sus horarios de trabajo, poder integrar su vida personal con la laboral, lo que incluye una mayor preocupación por su salud física y mental; beneficios que son propios del trabajo a distancia. Pero, han generado nuevas problemáticas al interior de las organizaciones, como: las dificultades en la comunicación interna y generar vínculos de confianza, la falta de preparación del trabajador para estas modalidades y la dificultad en generar espacios de desconexión.

Esto implica un gran reto para el empresario, quien no debe únicamente preocuparse por cumplir con sus obligaciones legales en materia laboral, sino también por crear nuevas estrategias para la retención de personal, concientizándose que no solo se debe centrar en brindar mejores condiciones salariales, sino que además debe crear buenas políticas de bienestar y fomentar otras formas de contratación de personal más allá de la presencial, y de la mano, de crear estrategias para abordar las nuevas problemáticas que los modelos de trabajo a distancia traen consigo.