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viernes, 2 de febrero de 2024

Al término de cada año, la industria aeronáutica realiza un balance de incidentes y accidentes que la afectaron durante ese periodo. El pasado 2023 no fue la excepción, y aunque los números son bastante alentadores en términos de pérdidas de vidas en accidentes aéreos, no dejan de llamar la atención los relacionados a la seguridad aérea y que involucran la salud mental de los pilotos y tripulantes de aeronaves.

En el 2023 se presentaron, entre muchos otros (algunos quizás no reportados), dos incidentes importantes que sirven cómo ejemplo. Uno de ellos involucró a un primer oficial de una importante aerolínea americana que amenazó con un arma al capitán y el otro en un vuelo de ALASKA Airlines, en el que un piloto viajando como pasajero en una silla de cabina o jumpseat, intentó apagar las turbinas, aparentemente al verse influenciado por depresión y un ataque psicótico posterior a la ingesta de hongos alucinógenos. En ambos casos, los implicados enfrentan cargos ante el Sistema Judicial Americano. De igual manera, a principios de este año, el piloto de una aeronave monomotor en el aeropuerto de Addison,TX, se estrelló deliberadamente contra el terreno, después de informar al control que apagaría los equipos de comunicación. Este último accidente nos recuerda el ocurrido en 2015 con la aeronave de Germanwings, en el que el copiloto voló la aeronave contra el terreno, acabando con su vida y la de 149 personas a bordo. Existen más casos a nivel mundial que ejemplarizan esta problemática pero que harían demasiado larga esta columna.

Tanto la Junta Nacional de Seguridad para el Transporte NTSB y la Agencia Federal de Aviacion FAA en los EEUU, han expresado su preocupación en cómo los pilotos a raíz de la actual regulación aeronáutica pueden ocultar sus problemas de salud mental por miedo a perder sus trabajos. Al respecto, quien preside la NTSB Jennifer Homendy expresó: “estoy preocupada ante las consecuencias de seguridad de un sistema…que avergüenza y silencia a las personas que están luchando [con su salud mental]”.[1]

En Colombia, el Reglamento Aeronáutico Colombiano RAC 67 establece los requisitos psicofísicos en materia de salud mental para la obtención de un certificado médico para el personal aeronáutico. Ante un problema, reportado o identificado de depresión o que afecte la salud mental, conlleva a la suspensión o revocación del certificado médico y por ende ser relevado por considerarse no apto de las actividades de vuelo o aeronáuticas (como en el caso de los controladores de tránsito aéreo).

Ante riesgos como estos, es de vital importancia una actualización de la regulación por parte de la Aeronáutica Civil, en relación a los procedimientos de identificación, control, soporte y ayuda frente a episodios o estados que involucren depresión o que afecten la salud mental del personal aeronáutico, sin olvidar que el enfoque no debe ser únicamente sancionador, pues es así como seguirá siendo un tema tabú. La actualización normativa deberá enfocarse en la necesidad de brindar apoyo y una ventana de escape, que a la postre signifiquen la posibilidad de no perder sus empleos y poder regresar a las actividades de vuelo, siempre y cuando estén plenamente recuperados, bajo un esquema no punitivo ni estigmatizador. De esta forma todos ganamos, personal aeronáutico y usuarios podremos contar con la certeza que la aviación sigue siendo la forma más segura de transportarnos.