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sábado, 8 de octubre de 2022

En el ámbito empresarial se ha venido incrementando la participación de diferentes profesionales dentro del área multidisciplinar dedicada a fusiones y adquisiciones, o M&A.

Además del factor económico, este ejercicio está fuertemente permeado por aspectos políticos e institucionales. A pesar de que los principales indicadores macroeconómicos del país han tenido un variado comportamiento, como la alta inflación, causada por una economía fuertemente dinamizada durante 2021 y que ha logrado influir en la reducción de la tasa de desempleo secuela de la pandemia, así como otros cuantos males previos que, sumados al cambio de Gobierno, han configurado un clima de incertidumbre política que está frenando el M&A.

En ese sentido, los desafíos a los que recientemente se enfrenta esta práctica se observan al contrastar algunos números que, de acuerdo con la herramienta Market Analysis M&A de S&P Global Market Intelligence, para el periodo corrido de enero a septiembre de 2022, evidencian el cierre de cerca de 38 operaciones de M&A en Colombia, una cifra muy inferior a la observada durante 2021, año en el que se concretaron 68 transacciones y que a septiembre ya había alcanzado 53.

Este comportamiento es menor al experimentado durante el periodo más difícil de la pandemia en 2020, año que reportó 43 operaciones durante los primeros nueve meses y que cerró con 56. Estas cifras nos llevan a analizar que probablemente las motivaciones por adelantar este ejercicio han disminuido, lo que frena estas estrategias de crecimiento económico.

Otro aspecto que es necesario considerar es que llevamos más de un año enfrentándonos al hecho de que tanto Fitch Ratings como S&P rebajaron la calificación de la deuda soberana a Colombia, perdiendo el grado de inversión, lo que resulta en una mayor dificultad para obtener mejores tasas de crédito, no solo para el Gobierno sino para el empresariado, lo cual hace necesario unas mayores expectativas de rentabilidad que puedan cubrir el financiamiento de los proyectos.

Adicionalmente se suma un fenómeno global: el aumento constante y prolongado de las tasas de intervención de varias economías para combatir el fenómeno inflacionario, que tiene como consecuencia el aumento de las demás tasas de financiamiento, encareciendo los recursos necesarios para realizar inversiones y desarrollo de proyectos.

Ahora bien, la entrada del nuevo Gobierno y las reformas planteadas en materia tributaria, generan una incertidumbre adicional, aumentando las expectativas de rentabilidad para inversores interesados en crecimiento de sus organizaciones.

Además, para las operaciones en curso se plantea un nuevo reto fundamental y es la elaboración de los respectivos Due Diligence, esto por la fuerte determinación de cambio de parte del Gobierno en la institucionalidad del país, la cual termina estableciendo las reglas de juego, tanto en temas tributarios como mercantiles y financieros, bajo las cuales tendrán que operar los empresarios e inversionistas interesados.

En conclusión, el reciente panorama político y tributario en el país está haciéndole pasar una mala hora a las M&A, que se alimentan de las perspectivas de crecimiento de la economía en la cual se desarrollan los proyectos, y que para el caso colombiano aún no se avizora claridad en el entorno.