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martes, 13 de febrero de 2018

La última cumbre del Foro Económico Mundial, resultó el escenario ideal para que el Presidente Trump y su Secretario de Comercio Wilbur Ross, reiteraran su visión sobre el nuevo rumbo que debería tomar el Sistema Multilateral de Comercio y ratificaran que los ejes de su política comercial se centran en una preferencia del bilateralismo frente al multilateralismo, la renegociación de acuerdos comerciales, el fortalecimiento de medidas de defensa comercial y la protección a los derechos de propiedad intelectual.

Más allá de la etiqueta de “proteccionismo” con la que se ha identificado el discurso del presidente Trump y su equipo, es claro que Estados Unidos le apunta a una revisión de fondo de la estructura del comercio mundial y plantea varios interrogantes sobre los principios que por varias décadas han cimentado el comercio internacional, al señalar que el libre comercio sin barreras es una “quimera”, o que la liberalización comercial ha generado desequilibrios y en consecuencia, se debe buscar un sistema de comercio más justo y equitativo.

Esta nueva visión del comercio internacional se ha materializado en las recientes medidas de salvaguardia general a las importaciones de páneles solares y lavadoras, que cobijaron a socios comerciales como Canadá, México y Corea del Sur. La activación de la cláusula de Salvaguardia General, según lo expresa el Secretario de Comercio, busca impedir la elusión de derechos Antidumping o Compensatorios, mediante el traslado de instalaciones y plantas de producción a otros países no cubiertos por estas medidas, una práctica que se ha vuelto común en los países que reciben este tipo de sanciones.

En esta misma línea, están próximos a concluir los procesos de investigación para aplicar la Sección -232 del Trade Expansión Act de 1962 que le permite al ejecutivo adoptar salvaguardias, amparadas en el artículo XXI del GATT/94, cuando las importaciones amenazan la capacidad de una industria para atender necesidades de seguridad nacional. Los sectores sobre los que se aplicarían estas disposiciones son aluminio, acero y probablemente uranio.

La respuesta de los países afectados no se ha hecho esperar y desde 2017 se ha incrementado el número de reclamaciones impuestas contra EE.UU. en el marco del Órgano de Solución de Controversias (OS). En lo transcurrido de 2018, Canadá demandó a EE.UU. por la aplicación de su legislación antidumping y sobre subvenciones. Por su parte, Corea, Taiwán y la Unión Europea han solicitado el inicio de consultas en relación con la salvaguardia a páneles solares y lavadoras.

En la otra orilla, EE.UU. mantiene el rechazo de la propuesta de 58 Miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) de ocupar las tres vacantes disponibles dentro de los siete miembros que debe asegurar el Órgano de Apelación, para su correcto funcionamiento. Se teme que de continuar esta situación, el Órgano de Solución de Diferencias que ha sido uno de los pilares fundamentales de la OMC, entre en una profunda crisis.

Aunque a simple vista el panorama para Estados Unidos pareciera adverso, ante el temor de desatar una guerra comercial en su contra, el Secretario Ross advierte “las guerras comerciales se libran todos los días y EE.UU. ya tiene sus tropas listas”. Sin duda Colombia, en su esfuerzo de aprovechar los Tratados de Libre Comercio y mejorar su inserción internacional, no puede pasar por alto estos claros mensajes, de su principal socio comercial.