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lunes, 13 de abril de 2020

La llegada del coronavirus a Colombia ha sacado lo mejor de todos nosotros para utilizar las TIC, para adaptarnos rápidamente a las necesidades laborales.

Debemos reconocer que hemos durado muchos años discutiendo cómo romper esa clásica formalidad laboral en Colombia para adaptarnos a las tendencias del mundo globalizado. Es así como en esa discusión, de más de una década, llegó el coronavirus a Colombia y nos tomó desprevenidos y atados a nuestras clásicas relaciones laborales.

Sin duda, evolucionar no es fácil y adaptar nuestro derecho laboral a las tendencias del siglo XXI tampoco lo es. Debemos aprovechar esta coyuntura y romper los paradigmas tradicionales del derecho laboral para que el trabajador colombiano sea, aún más, eficiente y competitivo de cara al mundo globalizado. Muchas empresas tuvieron que adaptarse rápidamente para que sus trabajadores puedan realizar el trabajo en casa, afortunadamente, sin el cumplimiento de las estrictas normas para la implementación del teletrabajo. Este es un claro ejemplo que podemos adaptarnos rápidamente al mundo en el que vivimos hoy en día, sin poner en riesgo la seguridad y salud de los trabajadores.

Romper el esquema clásico del derecho laboral no es solo trabajar de forma remota, es entender que tenemos en nuestro país esquemas de economía colaborativa que llegaron para quedarse, que la figura del contrato laboral tradicional no se ajusta a las tendencias de hoy en día, que las empresas ya no tienen un lugar físico donde se pueda colgar el reglamento interno de trabajo y, con la ayuda de la tecnología, el trabajador puede prestar sus servicios en cualquier parte del mundo. Estas son algunas de las circunstancias que debemos pensar para llegar al resultado deseado con el derecho laboral colombiano, pero, esta evolución estaría compuesta de un sinnúmero de pasos.

Para poder llegar a ese derecho laboral moderno y adaptado a las tendencias del siglo XXI, lo primero que debemos pensar es cómo simplificamos las normas laborales, que son la primera barrera que enfrentan los inversionistas locales y extranjeros. Tener una legislación garantista de los derechos de los trabajadores no excluye que podamos simplificar nuestras normas laborales. En diferentes reuniones de empresarios he escuchado la idea de llegar a tener un salario integrado, dejando de un lado el concepto de salario integral que hoy conocemos.

En 2019 ocurrió un hecho sin precedentes, y fue que los sindicatos llegaron a la mesa de negociación del salario mínimo con una propuesta de unificar los conceptos de salario mínimo y auxilio del transporte para su aumento. Este hecho es un paso importante para llegar a esa figura del salario integrado que no es más que unificar en el pago mensual del trabajador, las primas, cesantías y sus intereses y, además, realizar aportes a seguridad social y parafiscales sobre un porcentaje determinado de todos los ingresos que reciba el trabajador.

Con los porcentajes actuales, para realizar aportes seguridad social y parafiscales es inviable esta propuesta. Se deberá concertar con el Gobierno una disminución de estos porcentajes lo que conllevaría a dos resultados muy positivos. Primero, evitar discusiones judiciales con los trabajadores y fiscalizaciones de la Ugpp y segundo, incentivar a los empresarios a continuar realizando aportes sin tener la necesidad de crear figuras creativas de flexibilización laboral para evitar esta carga parafiscal.