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martes, 8 de septiembre de 2020

Todo indica que el 29 de julio de 2020 será una fecha hito en el futuro del Big-Tech: el Congreso de los Estados Unidos citó a los jefes ejecutivos (CEO’s) de Facebook, Amazon, Apple y Google a declarar sobre el comportamiento de las empresas en el ámbito de la libre competencia. Se buscaba establecer si estas compañías han incurrido en abusos de posiciones de dominio, violaciones al régimen de protección de datos personales y, en general, actuaciones susceptibles de afectar el mercado y la sociedad estadounidense.

Mientras el sub-comité de protección de la competencia (“antitrust subcommittee”) de la rama legislativa comenzaba la investigación para estructurar el reporte que justifica la actualización de las leyes en el marco de las necesidades contemporáneas; en el otro extremo de la Avenida Pensilvania el ejecutivo estudiaba sancionar otra compañía tecnológica: TikTok.

TikTok es una red social China propiedad de la sociedad ByteDance Ltd. que permite a sus usuarios compartir distintos formatos de video cortos, cuyo acceso dependerá del algoritmo, algo así como las preferencias e interacción, de cada usuario. La aplicación tiene más de quinientos millones de usuarios activos en alrededor de 150 países . Desde el 2019 la aplicación se trasladó de los mercados asiáticos abriéndose un puesto en el zeitgeist mundial; alcanzando un auge de popularidad como consecuencia del Covid-19. Desde menores de edad hasta personalidades públicas, como deportistas, cantantes y actores, usan la aplicación. Ha sido una plataforma para la difusión masiva de contenido político como se vio en el movimiento BLM. Es tan popular que en las últimas semanas, una canción de reggaetón salió con el nombre de la red.

A pesar del éxito de la aplicación, el gobierno Trump, aludiendo a la Enmienda IV, reiteró el valor de la privacidad de sus ciudadanos. El presidente, el 29 de julio, anunció la posibilidad de prohibir la aplicación en el territorio nacional. El asedio contra el app comenzó en India cuando fue prohibida por no cumplir con los estándares de privacidad y seguridad exigidos en materia de datos personales. Australia, Japón y la Unión Europea han expresado preocupaciones similares, con énfasis en la certeza digital y en la protección a los usuarios menores de edad.

La Superintendencia de Industria y Comercio (la “SIC”) no ha sido indiferente a las contingencias señaladas. El 12 de mayo la autoridad nacional en materia de datos personales anunció el inicio oficioso de una investigación administrativa para determinar si el app cumple con las disposiciones legales y constitucionales pertinentes. Puntualmente, la SIC pretende verificar si se están siguiendo los lineamientos sobre la recolección, uso y tratamiento de información correspondiente a niños y adolescentes.

Donald Trump sugiere que ostenta la prerrogativa para restringir la aplicación mediante una orden ejecutiva, toda vez que la información recolectada por TikTok no cumple con los mínimos requeridos para el procesamiento de datos personales según la legislación interna. La acción ha tomado un tinte político porque las preocupaciones recurrentes son la censura y la seguridad nacional respecto al manejo de los datos (presuntamente recolectados por el gobierno Chino).

La protección que parece en principio loable entró en discusión el pasado 3 de agosto, cuando Trump anunció que la alternativa al bloqueo de TikTok es su compra por parte una compañía norteamericana, con el fin de destinar un porcentaje de la adquisición al Tesoro y buscando que, a más tardar el próximo 15 de septiembre, se cumplan las normas de habeas data internas. El mayor interesado en adquirir TikTok es Microsoft, la única entidad de los ‘Giant Five’ que no fue citada a declarar ante el Congreso; a pesar de que Microsoft ha sido investigada recientemente por infringir las normas sobre libre competencia.

Las amenazas de la prohibición se materializaron mediante la orden ejecutiva el 06 de agosto, donde se prohibieron todas las transacciones realizadas por personas naturales y jurídicas en relación con cualquier propiedad bajo jurisdicción de los Estados Unidos con ByteDance Ltd. o sus subordinadas a partir del 15 de septiembre. Fijando un plazo de 45 días después del cual el Secretario de Comercio identificará las transacciones proscritas.

Mientras la compañía China estudia la legalidad del mandato, los críticos se están preguntado sobre el efecto que puede tener la potencial prohibición de la operación de TikTok sobre los consumidores (en términos de libertad de elección y mercado). Además, se cuestionan si es preferible prohibir la operación de TikTok o permitir su adquisición por uno de los “‘Giant Five’”.

El matiz político sobre la restricción es claro. No es menor ni reciente la tensión entre Estados Unidos y China, sin embargo, las medidas arancelarias y la guerra comercial, el manejo de las protestas en Hong Kong y el Covid-19 han intensificado la misma. Los escépticos ponen la realidad política como elemento consustancial en las acciones del gobierno Trump: hay acusaciones sobre la toma de decisiones a partir de herramientas que, siendo de naturaleza económica, persiguen intereses políticos. Hay que reconocer que amenazas y represalias han sido características de la dirección del presidente número cuarenta y cinco de los Estados Unidos. Tampoco son ajenas las contramedidas por parte de la República Socialista de China que se han materializado, con anterioridad, en la supresión y censura de aplicaciones y plataformas norteamericanas como Facebook, Instagram, Twitter, y Google.

Se requiere atención a los desarrollos para determinar si verdaderamente las intenciones del gobierno Trump corresponden a la protección de la intimidad, una técnica de negociación o una retaliación contra el Gran Firewall Chino. Habrá que ver si este es solo un episodio efímero o si será un precedente trascendental en la creciente tendencia por el nacionalismo virtual.