Brigard Urrutia

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viernes, 11 de febrero de 2022

Adrián Rodríguez, nuevo socio de derecho tributario de Brigard Urrutia, habló sobre la dificultad de hacer planeación tributaria

Una de las movidas más sonadas en las firmas ha sido la de Adrián Rodríguez, que después de 20 años vinculado a Lewin & Wills fue nombrado como socio de tributario en Brigard Urrutia. El abogado explicó cuáles serán sus principales aportes en el nuevo rol y dijo que en Colombia hay muchas fuentes de inseguridad tributaria, por lo que, en materia fiscal, “vamos como los cangrejos”.

¿Cuál es su trayectoria y cómo llega a Brigard Urrutia?

Empecé a trabajar en Arthur Andersen, que era el gran semillero de tributaristas, pero tenía claro que quería trabajar en una firma de abogados y no en una con ADN contable, y después de mi especialización en el Rosario me vinculé a Lewin & Wills, para aprender de Alfredo Lewin, que es mi mentor. En 2001 me fui a hacer mi especialización en tributación internacional, y escogí el ITP de NYU, que estaba claramente orientado al sector privado.

¿Es decir que usted es promoción 9/11?

Sí, decidí no aplazar el programa, pero fue un momento en que las firmas se fueron a pique. Finalmente logré conseguir un puesto en el grupo de práctica latinoamericana de Baker McKenzie, sin embargo, volví a Colombia en 2004, porque entendí que no importa cuánto pedigree tengamos los abogados latinos, siempre vamos a ser segundos frente a cualquier estadounidense. Entonces volví a Lewin & Wills, hasta que me hicieron una oferta de Sidley en Nueva York.

¿Por qué se devolvió?

Siempre había querido trabajar allá, y me escogieron para apoyar en la expansión de la práctica de Derivados en América Latina. Fue una gran experiencia pero me tocó la crisis financiera y nuevamente las firmas se fueron a pique, entonces volví a Lewin & Wills, que estaba iniciando un proceso de democratización de la firma.

¿Y por qué termina en Brigard Urrutia y cuál será su aporte en el nuevo rol?

Cuando quería cambiar de rumbo llegó la pandemia, y por responsabilidad no iba a abandonar el barco en el momento más difícil. Ya cuando la situación estaba más estable tomé la decisión de salir, y Brigard Urrutia es la firma más grande en Colombia, con un nivel altísimo de institucionalización, es una gran empresa del derecho. Estaba buscando eso y un equipo joven y talentoso, donde alguien con mi trayectoria y canas pudiera hacer un aporte para que seamos la mejor práctica de impuestos del país, y está todo dado para que nos posicionemos así.

¿Dónde van a estar los grandes retos de la práctica este año?

Las elecciones generan gran ansiedad en materia fiscal y de presupuesto y, desde la perspectiva del Estado, hay una gran necesidad de recursos y poca capacidad de gestionarlos. Claramente los recursos no alcanzan, y aunque nadie quiere hablar de impuestos en época electoral, al que llegue le va a tocar. Y posiblemente la nueva reforma no sea estructural, sino recaudatoria, pero no aguantamos más impuestos a nivel corporativo.

¿Qué tan sostenible es que las empresas se sigan metiendo la mano al bolsillo?

Uno de los grandes retos ahora es la gestión del presupuesto alrededor del tema fiscal, con miras a una carga tributaria que se va a sostener en esos niveles o puede llegar a aumentar. La planeación tributaria es importante en tiempos turbulentos, y estos los son, porque no sabemos qué va a pasar.

¿Es posible hacer planeación con tributarias cada dos años?

Es muy difícil. Hay muchas fuentes de inseguridad jurídica, pero los principales son la deficiencia en el proceso legislativo y el cambio de reglas constante, es mortal. Colombia necesita un instrumento que fije un plan fiscal a 20 años, pero de momento, en materia fiscal, vamos como el cangrejo, hacia atrás.

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