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OPINIÓN

Ahora los técnicos

25 de febrero de 2017

Canal de noticias de Asuntos Legales

Este carrusel no ignora ni siquiera a los más exitosos del momento. Hace menos de un año, Claudio Ranieri había logrado una hazaña sin precedentes en el fútbol inglés y por qué no europeo al sacar campeón al modestísimo Leicester en un torneo largo y complicado con claras ventajas para los tradicionales Manchester United, Chelsea y Manchester City, la semana fue licenciado sin mayor problema y, por qué no, sin pena ni gloria. 

Es francamente difícil despedir a un jugador; por una parte, Fifa tiene períodos fijos para inscribir y realizar transferencias que implica la imposibilidad de contratar en cualquier momento un jugador, motivo por el cual tampoco se les despide alegremente, así su rendimiento no sea el esperado, además, el despedir un jugador implica la pérdida de dinero por una posible transferencia, esto también frena a los clubes para terminar el contrato con un futbolista profesional.

Los contratos de trabajo de los futbolistas tienen infinidad de justas causas para despedir, algunos llegan a mencionar que un retardo de apenas cinco minutos en un entrenamiento será motivo suficiente para dar por terminado el contrato, con justa causa, del jugador transgresor, salvo en casos de dopaje, nunca he visto un club que despida a sus jugadores, por vagos, indisciplinados o malos, no se les despide. Finalmente, el contrato a término fijo implica una indemnización alta por lo que los clubes, con mayor razón evitan en todo momento despedir a sus jugadores.

El técnico es diferente, si bien es un profesional bien remunerado, muchas veces y más en quipos muy grandes, gana menos salario que sus dirigidos, lo que de entrada hace difícil manejar un grupo de jóvenes con egos enormes que muchas veces no hacen caso o se empecinan en sacar al técnico que no es de su agrado. Igualmente, reciben órdenes de sus jefes, los presidentes de los clubes para poner o quitar determinado futbolista o jugar de determinada manera, atendiendo muchas veces a criterios comerciales y no deportivos.

El régimen del director técnico es diferente al del jugador profesional, no solo se contrata el director técnico sino que este viene con su “equipo de trabajo”, asistente, preparador físico y entrenador de arqueros que muchas veces no son necesarios pero que por el gran renombre del mencionado estratega se hace imposible no contratarlos; no hay período de inscripciones y por lo tanto en cualquier momento se puede contratar o despedir, por otra parte, tampoco existe una protección como la que FIFA, Federación Colombiana de Fútbol y en general todas las reglamentaciones de fútbol maneja con los jugadores. Últimamente, adicionalmente se firman contratos a término indefinido con los técnicos, no por vocación de permanencia sino porque las indemnizaciones son muchísimo más bajas en el evento de una terminación con o sin justa causa por lo que en últimas lo hace prácticamente descartable. Finalmente, no existen las transferencias de técnicos por lo que despedirlo no implica la pérdida de una suma futura de dinero.

Otro aspecto a tomar en cuenta, si el equipo no está funcionando, es que es mucho más fácil despedir a una persona (máximo 4) que cambiar la plantilla o un gran porcentaje de la misma. 

Ya muchos han escrito sobre el tema, hasta libros donde se explica a profundidad este fenómeno, que, como están las cosas no parece que vaya a cambiar.

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