Bufetes europeos y americanos tienen en la mira a Cuba

El diario New York Times se preguntaba hace unos días si Cuba se convertirá en el nuevo Cancún. Es difícil preverlo, pero nadie parece tener dudas de que el sector turístico va a experimentar un crecimiento exponencial en la isla caribeña, con un gran potencial en desarrollo de infraestructuras.
No será el único sector que experimentará cambios. Le seguirá energía, telecomunicaciones o la industria agroalimentaria. El histórico acuerdo de la semana pasada entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, que deja atrás 50 años de hostilidades, abre ya algunas puertas a una mayor inversión en el país centroamericano, y se prevé que se complete en el futuro con una mayor apertura.
En este escenario, que aún se está definiendo, los despachos de abogados se han puesto en guardia. Saben que es crucial posicionarse bien desde el principio para no quedarse fuera de juego. Hasta ahora, las firmas estadounidenses no podían, salvo circunstancias especiales, operar de ningún modo en transacciones con la isla. Aunque el anuncio bilateral no significa que ahora ya tengan vía libre -el embargo sigue vigente-, a partir de ahora las cosas pueden empezar a cambiar. Como asegura el socio de Hogan Lovells en Miami, Luis Pérez, “aún es pronto para saber qué cambios van producirse y, hasta que no se levante el embargo, las operaciones para las empresas norteamericanas serán aún limitadas. Pero es obvio que se necesitarán asesores legales para el tipo de trabajo que se permita”.
El socio de DLA Piper, Juan Picón, afirma que tras analizarlo, que “falta un tiempo para que se desglosen varios flecos y las grandes firmas americanas operen directamente en Cuba, pero es el mercado natural de EE.UU.”. Por tanto, y aunque es probable que tras el anuncio de Barak Obama y Fidel Castro se pensara que en el sector legal, los bufetes de EE.UU. serían los máximos beneficiados, parece que en un primer momento y hasta que se terminen de abrir del todo las relaciones entre ambos países, que pueden beneficiarse más al principio las firmas europeas, incluidas las españolas, y las canadienses.
Oportunidades
En este sentido, el socio de Lupicinio, José María Viñals, asegura que en estos momentos “se abren muchas oportunidades para los despachos que han estado operando en Cuba, como Lupicinio, que lleva dos décadas. Hay muchas empresas europeas, incluidas españolas, que no invertían en Cuba por el temor a las represalias de EE.UU., en las que también tenían intereses o accionistas, pero ahora ya se lo están pensando”. Viñals añade que “a esto se suma que muchos inversionistas de EE.UU. se están moviendo en los últimos días con la intención de efectuar operaciones en Cuba en sectores permitidos, y varios bufetes norteamericanos nos están contactando para ayudarles en el asesoramiento y evitar así las restricciones para ellos aún vigentes”.
El socio de Bird & Bird en España, Hermenegildo Altozano, que tiene, como Viñals y Jaime Olleros, gran experiencia en Cuba, está de acuerdo en las oportunidades que se abren a las firmas jurídicas. “Hay una percepción de que va a haber una normalización, y tanto los despachos estadounidenses, que tendrán que pedir licencias específicas para operar en cada operación, como los europeos, tendrán oportunidades en el asesoramiento de las inversiones. Cuba es un mercado con mucho potencial y todo dependerá de la política comercial que se adopte”.
Para Viñals, “el potencial del negocio jurídico es proporcional al potencial de la inversión, y este es infinito, pudiendo darse un aluvión de inversiones sin precedentes. Por ejemplo, el turismo es 40% de la economía cubana y, sin embargo, no hay infraestructuras suficientes”.
Juan Picón
Socio de DLA piper
“Tras analizarlo con los principales miembros de la firma, creemos que falta un tiempo para que se desglosen varios flecos y las grandes firmas americanas operen directamente en Cuba, pero es el mercado natural de Estados Unidos”.
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