La SIC patentó sistema de la Universidad del Rosario y la Universidad Antonio Nariño
La tecnología desarrollada incluye algoritmos de filtrado que permiten aislar las señales cerebrales de interferencias causadas por movimiento muscular o ruido ambiental.
08 de septiembre de 2025
La Superintendencia de Industria y Comercio, SIC, concedió una patente a la Universidad del Rosario y a la Universidad Antonio Nariño para un sistema de interfaz cerebro-computador.
La resolución 51341 otorgó protección legal a esta invención hasta el 20 de septiembre de 2041. El sistema consiste en un dispositivo wearable en forma de gorro equipado con electrodos que capturan señales electroencefalográficas. Estos sensores detectan actividad cerebral específica cuando el usuario imagina movimientos como sentarse o ponerse de pie. La información recopilada se transmite a una unidad de procesamiento computarizado que decodifica las intenciones motoras del usuario.
La tecnología desarrollada incluye algoritmos de filtrado que permiten aislar las señales cerebrales de interferencias causadas por movimiento muscular o ruido ambiental.
Este avance técnico mejora la precisión en la interpretación de las intenciones de movimiento del usuario. El sistema transforma estas señales en comandos digitales que pueden activar dispositivos externos como sillas de ruedas robóticas o exoesqueletos.
El desarrollo es resultado de una colaboración interdisciplinaria entre investigadores en neurociencia, ingeniería biomédica e inteligencia artificial. El equipo de trabajo incluyó a académicos de ambas instituciones, con participación del profesor Álvaro David Orjuela de la U. Rosario y los investigadores Edwin Alfredo Reyes, Nayid Triana Guzmán y Andrés Leonardo Jutinico, de la Universidad Antonio Nariño.
Representantes de las universidades indicaron que esta tecnología está dirigida principalmente a personas con movilidad reducida por condiciones neurológicas o traumatismos. El sistema busca proporcionar mayor autonomía a usuarios que dependen de asistencia para movimientos básicos.
“Este hito demuestra cómo la investigación puede trascender el laboratorio para convertirse en una herramienta real de transformación social”, dijo Juan Pardo, decano de la Escuela de Medicina de la U. Rosario.
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