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martes, 15 de septiembre de 2015

Pues bien, para quienes sin pertenecer a estos grupos, aún tienen la duda de si hacer minería o producir hidrocarburos amenaza la seguridad alimentaria del país, cabe mencionarles que el señor Ministro de Agricultura ha explicado la verdadera razón de una eventual situación de esta naturaleza: la importación de todo lo que consumimos, porque el agro ha sido abandonado por mucho tiempo y en nuestros campos los costos de producción son muy altos. Por ello el Gobierno trabaja en buscar soluciones eficientes y prontas.  Hoy importamos el 99% del trigo que consumimos, el 90% de la cebada que se requiere para producción de cerveza y de alimentos para animales, 80% del maíz y 50% de las leguminosas como frijol, alverja y lenteja. Opina el señor Ministro de Agricultura que el país necesita una política de seguridad alimentaria que permita resolver qué se va a sembrar y dónde, para sustituir importaciones. Lo cierto es que los expertos lanzan cifras que indican que tan solo el 4.3% de las tierras cultivables son utilizadas en agricultura y que en el 23% del territorio se hace ganadería extensiva, existiendo otros 20 millones de hectáreas con potencial para este uso. Ahora bien, las industrias extractivas ocupan unos porcentajes mínimos del territorio para su desarrollo, razón por la cual, no es cierto que compitan con la agricultura y la ganadería en el uso de la tierra, para impedir su crecimiento y desarrollo.

Entonces vale la pena preguntarse si debe continuarse con la tendencia de proponer, cada vez más, limitaciones a las industrias extractivas, y continuar marchitando una actividad que ofrece posibilidades de desarrollo a las regiones. Ello con razones que no son ciertas u ocultando información sobre los verdaderos fundamentos de las situaciones actuales del ambiente y del agro en el país. En relación con el ambiente, el discurso de los opositores es similar, se acusa a estas industrias de acabar con los valores ambientales del país. Nuevamente las cifras de los investigadores serios indican otra cosa. El 53% del territorio continental está conformado por bosques naturales, es decir, 35 millones de hectáreas aproximadamente, y el 2% del mismo territorio está conformado por páramos. La ocupación territorial de las industrias extractivas de manera alguna puede causar la catástrofe que se le atribuye. Se confunde a la opinión pública diciéndole que las industrias extractivas destruyen las áreas de protección ambiental, y amenazan la supervivencia humana y la oferta hídrica. Con base en tales afirmaciones, se presentan más proyectos de ley y las normas hoy existentes, que ya protegen los páramos de estas industrias y prohíben, por ejemplo, la construcción de refinerías en páramos, no consideran las causas eficientes de la situación actual de esos ecosistemas. Bástenos recordar que la noticia  en estos días es cómo crecen los asentamientos humanos, por venta irregular de lotes, en zonas de páramo, en las goteras de Bogotá. Sobre esta situación se dice que la demora en los procesos de reubicación de esas personas frenan la efectiva intervención y se argumenta además que existen amenazas contra los funcionarios para evitar el desalojo. Entonces, es prudente reflexionar quien produce la información que se utiliza como sustento para expedir normas y para tomar medidas administrativas, de manera que puedan servir de fuentes fidedignas, de lo que hoy sucede con la agricultura y el ambiente en el país.