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lunes, 17 de enero de 2022

Empieza un año cargado de asuntos jurídicos y deporte. La pandemia con sus nuevas variantes ha vuelto a suspender actividades deportivas en varios sitios. Lo primero que se espera es que esta vez no sorprenda a organizadores, técnicos, dirigentes y por supuesto deportistas. El primer problema ya lo vimos con Djokovic haciendo lo que personalmente me parecen barbaridades. Es importante que haya una respuesta uniforme y coherente al menos dentro del mismo deporte para proteger la salud de los deportistas y público.

Aparecen en el fútbol colombiano y mundial varios aspectos a solucionar. El mundial es una realidad, será en diciembre, por lo que en estos 11 meses se viene un calendario cargado de partidos viajes y supongo que lesiones, nuevamente se espera que los organizadores de los campeonatos prevean la posibilidad de remplazar jugadores de manera mas flexible, pues no solo será el COVID, también lesiones por fatiga, suspensiones y quien sabe que otros imprevistos. Es indispensable adecuar reglamentos a estas situaciones que juntas parecen un reto enorme a superar.

En teoría el año pasado debió haber salido el nuevo reglamento de FIFA para agentes pero hasta el momento de escribir esta columna solo quedó en un anuncio. Este reglamento cierra el círculo que pretende FIFA en el que todas las actividades relacionadas con las transferencias internacionales de jugadores quedarán bajo su control. Con este reglamento y el tribunal del fútbol FIFA centraliza actividades y resolución de conflictos, que salvo apelaciones ante el tribunal arbitral del deporte, todo queda “en casa”.

En Colombia también hay mucho que resolver, el fútbol local atraviesa por una crisis compleja, los recursos se han disminuido, los resultados internacionales cada vez son peores y los torneos tampoco arrastran público. Creo que es importante definir problemas que vienen de hace rato, el primero y para mi el más importante tiene que ver con los ingresos de televisión; Colombia tiene un reparto sui generis que incentiva a la mediocridad a muchos equipos. Ya se ha dicho varias veces que para varios clubes de la B el mayor problema al que se enfrentan es ascender a la primera categoría, situación única en el mundo. De la mano con esto está la creación de una tercera división profesional o al menos semi-profesional que sin lugar a duda mejoraría la mediocre primera b.

Temas puntuales como la venta del equipo de Pereira y lo que ocurrirá con el de Cúcuta son algunas de las labores que se deberán resolver este año, es importante que se mire la integridad del fútbol más que mejorarla posición de personas individualmente consideradas. El fútbol colombiano aguanta todo pero me parece juicioso empezar a pensar en el campeonato, todos los equipos y el público en general a la hora de solucionar estos dos problemas.

El otro asunto que no da espera es el laboratorio de control al dopaje, es poco lo que se ha sabido al respecto, se ha invertido buena cantidad de dinero y parece que a nivel de equipos y tecnología todo está prácticamente listo. Parece que uno de los grandes obstáculos para lograr la acreditación por parte de la Agencia Mundial Anti Dopaje es la independencia de este frente a cualquier autoridad deportiva, tengo entendido que será la universidad nacional quien administre el laboratorio pero también entiendo que será el mismo director desde hace mucho tiempo ha venido manejando el dopaje en Colombia y que lo dejó en el estado de postración comentado.

Bienvenido el 2022.