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lunes, 1 de abril de 2024

Todo parece indicar que los casos de dopaje en el fútbol van a aumentar. No creo que el fútbol, en temas de dopaje, sea mejor o peor que el resto de los deportes. Es más, como la práctica del fútbol es tal vez la más extendida, seguramente llegarán muchos casos de dopaje, solo es necesario que se controle de manera más estricta, como se hace con el ciclismo o con otros deportes. El futbol controla poco a sus deportistas por lo que pocos positivos salen.

En temas de dopaje y fútbol hay situaciones tan exóticas, empezando con Maradona que dio para un libro con toda clase de teorías conspirativas a las que ni el mismo Grondona pudo torcer; Paolo Guerrero con una jarra de agua mal lavada, el de Samir Nasri que por unas fotos en una red social en las que estaba con suero fue sancionado con 18 meses sin jugar o el positivo por cocaína de Adrian Mutu que le representó el retiro del fútbol.

En los últimos tiempos aparecieron varios temas de dopaje y fútbol; Alejandro “Papu” Gómez, Harold Preciado, Paul Pogba y el último hasta el momento de escribir esta columna el del delantero de Flamenco, Gabriel Barbosa, Gabigol que fue suspendido por un intento de fraude en la recogida de la muestra en una prueba fuera de competencia.

Por lo que se ha sabido en los asuntos de el Papu Gómez y de Gabigol, la ignorancia de los futbolistas frente al dopaje es grande.

Parece, por lo que indican las noticias, que el argentino se tomó un descongestionante recetado para uno de sus hijos sin siquiera leer los componentes. Supongo que creyó que como era para infantes no lo podría afectar. La primera regla de cualquier deportista es leer lo que consume; no hay que olvidar que el deportista es el único responsable de que no haya ninguna sustancia prohibida en su organismo y finalmente el único sancionado casi siempre será el deportista. En la actualidad muchas de las sustancias prohibidas no mejoran el rendimiento, por lo que hay que tener especial cuidado y mirar los componentes frente a la lista de sustancias prohibidas. Con la tecnología actual no hacerlo es un acto de imprudencia supina.

El caso del brasilero “Gabigol” es todavía más imprudente. También por lo leído en las noticias el delantero ante una recogida de muestra decidió hacerlo como a él le pareció, tomó un frasco y se fue vaya ud a saber a dónde. Al poco tiempo entregó una muestra abierta y recogida sin ninguno de los protocolos exigidos para esta tarea. Eso se llama manipulación y es igual una infracción al dopaje.

Siempre se piden disculpas, se dice que fue “sin culpa” como cualquier niño de 8 años y que no hubo intención de manchar ni la hoja de vida ni al deporte mismo. Que fue un error inocente pues nada sabían del tema y que no se hizo para mejorar el rendimiento.

Sería bueno que los futbolistas entendieran que a pesar de su fama y de la cantidad de dinero que ganan, una infracción al dopaje los deja sin trabajar como mínimo dos años; que la defensa es lenta, complicada, costosa y que las probabilidades de éxito son siempre reducidas. Los clubes, las federaciones y los sindicatos deberían tener algún folleto o curso así sea por Tiktok con música de reguetón de fondo que le dé alguna pista a un futbolista desprevenido para saber que hacer y sobre todo que no hacer.

En un deporte sobre remunerado, con toda clase de ayudas para casi cualquier cosa, no invertir unas dos horas al bimestre en un curso de capacitación sobre temas de dopaje para los futbolistas es simplemente torpe. Ojalá a alguien se le ocurra.

*Andrés Charria, Fundador de Tres Puntos Consultores