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lunes, 22 de abril de 2019

El fútbol europeo de primera división, en todos los países tiene un atractivo especial que en estas fechas empieza a tomar mayor dimensión; el descenso a la segunda categoría. A diferencia de la parte de arriba de la tabla de posiciones, donde salvo en Inglaterra y Alemania en el resto de los campeonatos todo está definido, en Italia y Francia las diferencias son abismales entre el primero y el resto de los equipos que con más de siete fechas de torneo sin jugar ya se sabe quién va a ser el campeón y hace terriblemente aburrido ver un partido del PSG o del FC Barcelona.

En las últimas fechas salvo los seguidores del campeón, el resto de personas siguen con atención quienes tendrán el dudoso honor de jugar en segunda categoría. Definiciones de último momento, jugadores llorando y en algunos casos destrozos en toda la ciudad, como sucedió en Hamburgo al finalizar el campeonato anterior son comunes. Es en este momento cuando se ve el tan anhelado balance competitivo, aún más si se tiene en cuenta que el campeonato en esta zona es más parejo y las emociones van hasta el último día.

Parte del drama está en la simpleza del campeonato, el último o los últimos descienden; no hay promedios ni números históricos que puedan esconder una mala temporada, en igualdad de puntos se decide por goles, a veces totales, a veces de visitante o algo parecido, pero eso es todo. Una sola tabla de posiciones muestra la totalidad del campeonato. Al año siguiente en primera fecha todos los equipos arrancan de cero, los que suben a primera categoría y los que permanecen, empiezan en el mismo punto de partida, al menos en la primera fecha todos son iguales.

Ignoro quién se inventó el sistema, pero en Colombia la situación es totalmente diferente, se trata de un dificilísimo esquema de promedios de los tres últimos años, o ¿campeonatos?, no lo tengo tan claro, en el que para descender hay que jugar mal durante mucho tiempo y para permanecer en primera, aquellos que ganan la categoría, tienen que hacer torneos memorables. Al momento de escribir esta columna, con el sistema normal estarían descendiendo Santafé y Águilas Doradas, con el promedio el equipo 15 (de 20) es el llamado a descender pues el promedio de Santafé lo deja en el séptimo puesto, pero parece que el próximo año Santafé borra una buena campaña y queda listo para descender. El esquema está diseñado para que solo desciendan los equipos chicos y que para que pierda la categoría un equipo grande tiene que ser una sucesión de muy malos torneos durante mucho tiempo, cosa que casi nunca ocurre.

Más complejo es el sistema de la primera B pues aparentemente hay dos campeonatos, pero solo ascienden en diciembre, de manera que un equipo que hizo un buen primer semestre no tiene nada que jugar el segundo, cómodamente. Además, al no haber descenso a una categoría inferior, rápidamente varios equipos pierden interés en el campeonato y no juegan a nada, situación que, al parecer, según rumores, permite cierto margen de componendas.

Los campeonatos son complejos, cortos y desordenados, en Colombia hay como tres tablas de posiciones, la del torneo, la de la reclasificación y la del descenso, que requieren conocimiento preciso de cada uno, esto le resta emoción al campeonato o a los campeonatos. No lo puedo asegurar, pero esto puede dar como resultado una pésima actuación a nivel continental donde los equipos colombianos rápidamente salen de los torneos. ¿Será es que es este el momento de simplificar las reglas de los campeonatos y crear una tercera división?