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martes, 2 de noviembre de 2021

No es lo mismo para una empresa tener activos por cifras altas de dinero que activos poco valiosos o depreciados, para un banco o un proveedor, contar con clientes con activos robustos es deseable a la hora de un problema de liquidez de la empresa con la que se tienen relaciones comerciales.

Sin entrar en consideraciones filosóficas sobre el valor del ser humano y temas similares, para el fútbol es claro que los activos de mayor importancia en el balance son los jugadores, mas específicamente los derechos deportivos de estos jugadores.

El fútbol a nivel mundial se ha profesionalizado no solo en el campo de juego sino en la administración de estas empresas muy especializadas. Asuntos como el fair play financiero de UEFA o el control financiero que ejerce la Liga Profesional de Fútbol Español sobre los clubes de primera y segunda división implica un manejo adecuado y cuidadoso de la contabilidad.

El principal escollo que tiene una buena contabilidad de los derechos deportivos de los jugadores es su valoración, la pregunta siempre será ¿cuánto vale determinado jugador? No es fácil la respuesta, salvo en algunos casos donde se había realizado una transacción hace poco tiempo se puede determinar con alguna claridad que fue el valor que le costó al club incorporarlo, el valor de compra.

El valor del jugador, según lo indican las normas de contabilidad será el valor de adquisición amortizado por el número de años restantes del contrato. Si posteriormente el jugador es transferido por un mayor valor, se logra una utilidad, o como se está indicando en estos momentos, una plusvalía, que se reflejará en el estado de pérdidas y ganancias.

Pero hay muchas situaciones donde no es tan fácil calcular el valor de determinado jugador, el primero puede ser un jugador formado en el club, es decir que no fue “comprado”. ¿Cuánto valdría ese jugador? No hay análisis ni algoritmos que permitan saber exactamente, ni siquiera con algún grado de certeza cuanto puede costar un jugador. Entonces, ¿un jugador que es figura de un club y que lo formó desde los 12 años, por cuanto se puede contabilizar?

Y allí viene la oportunidad para inflar balances, decir que un jugador cuesta 60 millones de euros no es difícil o hacer trueques de jugadores con valores diferentes. Dos jugadores con valores contables bajos que son transferidos por una suma mucho mayor implican plusvalías importantes para ambos clubes, de la nada. Básicamente para cumplir las metas del sistema de fair play financiero y evitar las sanciones que la UEFA impone por este motivo.

En resumen, la posibilidad de maquillar un balance inflando valores de jugadores o haciendo transferencias con números apartados de la realidad es relativamente sencillo, el valor de un jugador depende de quien lo valora y, como no, si es el club que quiere mejorar su posición financiera, pues será muy alto.

Este es un problema de muy difícil solución, pues como lo he venido diciendo, no es fácil, definir claramente el valor de un jugado, guardando las distancias, la valoración de una obra de arte puede ser similar, aunque para esto hay evaluadores que acaban siendo expertos a los cuales no se les contradice.

El control financiero de los clubes es una condición fundamental para la supervivencia de los clubes y el buen desarrollo de los campeonatos, es el momento de pensar de manera seria en adoptar medidas para evitar estos temas que en nada ayudan a un fútbol con muchos problemas estructurales.