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martes, 15 de mayo de 2018

El tema de género, igualdad y discriminación de las mujeres, ronda todos los aspectos de la vida cotidiana. La corte constitucional, los políticos, artistas e intelectuales abogan por igualdad de género. El deporte, como siempre, de desarrollo lento acoge los avances sociales de manera tardía, por supuesto la igualdad de género dista mucho, en esta actividad, de ser la deseada en cualquiera otra. Para mi es completamente exótico que hace apenas un año en la muy igualitaria Alemania una arbitra dirigiera, por fin, un partido de primera división y que la prensa en general lo tomara como una noticia de primera fila pues, en Colombia, ya lo he comentado varias veces, hace bastante tiempo ocurrió esta situación; ignoro que ha pasado pues vemos pocas arbitras dirigir.

El fútbol dista mucho de erradicar el machismo, soy testigo de discusiones que mi esposa hace vía tuiter (termino aceptado por la Rae) y la mayoría de veces, frente a la imposibilidad de una respuesta inteligente, la descalifican diciendo “vaya a la cocina”. Las redes sociales se prestan para este tipo de conductas; sin embargo, hace poco tiempo, en la segunda división de Alemania, un jugador no tuvo mejor respuesta frente a su expulsión por doble amarilla que decirle a la arbitra, Bibian Steinhaus que su lugar era lejos de las canchas de futbol donde no hay espacio para las mujeres.

La sanción de la liga alemana fue ejemplar y curiosa, cinco fechas sin jugar por comentarios sexistas y la obligación de dirigir un partido femenino. Los diarios muestran al jugador no en traje deportivo pero si en un grupo de niñas al que le pitó. El jugador pidió disculpas por su conducta y parece que la árbitra las aceptó sin mayor problema. Ahora, seguramente las niñas a las que dirigió tuvieron que aguantarse un malísimo árbitro.

A varias personas le he oído que resulta imposible jugar futbol mixto, pues un codazo en el pecho sería mucho más grave contra una mujer que contra un hombre y que qué podría hacer el árbitro (¡!), también dicen que una mujer jamás podrá ser director técnico de un equipo masculino pues nunca ha jugado un partido de primera división descalificando no solo a muchísimas mujeres sino a técnicos tan importantes como Jorge Luis Pinto o José Mouriño.

Contrario a lo anterior, la Federación de Fútbol de Nueva Zelanda ha dado un paso fundamental en la igualdad de género; desde la semana pasada en que la asociación de futbolistas profesionales y la propia federación acordaron total igualdad en cuanto a remuneraciones, pago de derechos de imagen, premios y comodidades en temas de desplazamiento y hospedaje.

Bien diferente es el caso latinoamericano, en Colombia vamos un poco adelante, pero ya son dos las federaciones que prefieren exhibir sus nuevos equipamientos femeninos con modelos que con sus propias futbolistas. La integración de las mujeres en el futbol profesional ha sido consecuencia de una orden desde Fifa y no del deseo de ver mujeres jugando, dirigiendo, o arbitrando, es por esto que en muchos países de Sudamérica los torneos son prácticamente fantasmas, a las jugadoras de la selección ni se les ayuda ni se les apoya, son invisibles.

Por ahora el futbol y en general el deporte está totalmente segregado por género, en los olímpicos solo el tenis de campo tiene final mixta. En estos momentos solo falta que una mujer sea lo suficientemente buena para que un club de futbol inicie una batalla legar para poder incluirla en su equipo profesional.