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lunes, 22 de abril de 2024

No estoy en contra del negocio de apuestas, es mucho mejor regular una actividad, por peligrosa que pueda ser que prohibirla. La experiencia nos muestra que prohibir algo es en muchos casos un impulso para aumentar lademanda y por lo tanto subir los precios. El caso del alcohol en la era de la prohibición fue evidente, no acabó con el alcoholismo y por el contrario generó una industria ilegal de fabricación y contrabando que orbitaba en un mundo delincuencial.

En un planeta interconectado, con el deporte omnipresente y a la mano de cualquier aparato de teléfono inteligente resulta imposible prohibir las apuestas; de hecho, desde siempre hemos apostado, al fútbol, al presidente o al color que la reina se pondrá en determinado evento.

Personalmente veo dos problemas que deben abordar las casas de apuestas y por supuesto las entidades reguladoras. El primero tiene que ver con el control que se debe tener para que segmentos vulnerables a trastornos derivados de las apuestas descontroladas no sean objeto de publicidad. Es un hecho que la ludopatía es una afección de salud pública. Frente a este hecho, el deporte como una de las principales vitrinas publicitarias de las casas de apuestas debe controlar o debe ser controlado para evitar la sobreexposición sobre todo a personas jóvenes que parece son mas vulnerables frente a esta actividad y que, por supuesto, son grandes consumidores de deporte, sobre todo de fútbol.

Esta solución debe venir de las entidades reguladoras y controladoras que limiten la publicidad de las casas de apuestas. En España y en Italia se ha controlado la publicidad de estas empresas; en Italia directamente se prohibió la publicidad. En España, se reguló de manera mucho más inteligente, con
horarios permitidos y la imposibilidad de utilizar el deporte o la farándula para estos propósitos.

Coljuegos empieza a regular la publicidad de las casas de apuestas autorizadas en Colombia, para esto está imponiendo topes de inversión y plan de mercadeo en publicidad, limita la publicidad por correo y redes y obliga a estas casas de apuestas a implementar campañas de juego responsable.

El segundo inconveniente es meramente deportivo y es la posibilidad que deportistas mal pagos, maltratados y sin ningún tipo de control puedan incurrir en amaño de partidos. La experiencia no es nueva; en 1918 unos jugadores de béisbol, las Medias Blancas de chicago, jugadores maltratados por su club y mal pagos decidieron vender la serie mundial. En la actualidad, países como España pagan generosamente a los árbitros con el propósito de desincentivar el amaño de partidos, jueces profesionalizados y bien remunerados son mucho más difíciles de comprar. Mas difícil es para las ligas controlar a los equipos, en Colombia muchos equipos pagan poco y mal a sus jugadores lo que los
hace especialmente vulnerables frente a los apostadores.

Me parece que en estos momentos es imperioso el control que debe hacer la Federación Colombiana de Fútbol y la DIMAYOR a sus equipos frente al cumplimiento de sus obligaciones laborales; sería igualmente adecuado fijar unos salarios mínimos que remuneren adecuadamente a los futbolistas y que de cierta manera impida que por muy poco dinero los jugadores sean tentados a manipular un partido de fútbol. Otro aspecto deseable sería profesionalización de los árbitros no solo para que mejoren sus conocimientos y dediquen mas tiempo al arbitraje, también para, mediante mejores
remuneraciones, eviten la injerencia de manos oscuras en sus labores.