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lunes, 27 de agosto de 2018

Varias veces he escrito una columna similar a esta para explicar las características del contrato de trabajo, de sus diferentes modalidades y de la utilidad, necesidad o la obligatoriedad de usarlo en el fútbol profesional.

En Colombia el contrato de trabajo tiene tres modalidades, término fijo, término indefinido, duración de la obra o labor contratada y ocasional. En el fútbol, de acuerdo a lo indicado por Fifa y la Federación Colombiana de Fútbol, para los jugadores profesionales se deberá utilizar el contrato de trabajo escrito y con una duración determinada, es decir el contrato de trabajo a término de que trata el artículo 46 del Código Sustantivo de Trabajo. Las características son pocas, lógicamente el tiempo, que según nuestra legislación no puede ser superior a tres años y que debe constar por escrito, el resto no difiere mucho de los otros.

El contrato de los jugadores profesionales debe ser a término fijo y por su naturaleza, estos vencen en algún momento; acá empiezan los problemas por el mal manejo. La semana pasada aparecieron rumores sobre un jugador del Junior y su aparente rebeldía por no querer renovar, a menos de seis meses de terminar el plazo inicialmente pactado. Los jugadores normalmente renuevan los contratos, siempre mediante un aumento del salario. En Europa los procesos de renovación se anticipan dos o tres años, repito años, previos al vencimiento, son negociaciones complejas, pero con suficiente tiempo para lograr la renovación intentar una transferencia que permita recuperar algún dinero. Claro que hay presiones para las partes, depende de la calidad del deportista y del manejo que se le dé por parte del club. Sin embargo, el jugador está en su derecho de no renovar, generalmente es el club que indica que no quiere contar con determinado jugador pero varios jugadores han ejercido este derecho y no han renovado contratos de mucho dinero, me acuerdo de Michael Ballack y David Beckham que no renovaron nada menos que con Real Madrid y Bayer de Múnich, con ofertas jugosas y salarios de muchos euros. Este es un derecho del jugador y poco puede hacer el club, ofrecer dinero. ¿Cuánto? Ni idea, lo que el jugador espere recibir en un nuevo club, cifra complicada de conseguir aún para el mismo jugador.

Existen herramientas jurídicas para renovar el contrato siempre mediante el pago de dinero, las prórrogas unilaterales y automáticas no se aceptan en el fútbol, pero nada obsta para que se redacten contratos y cláusulas de renovación consistentes y jurídicamente aceptables para la ley y la reglamentación deportiva. Esto, repito, cuesta, y no son sencillas, pero son herramientas perfectamente válidas.

Paso a los técnicos, donde la reglamentación deportiva guarda silencio respecto a forma o duración. Sin lugar a dudas el contrato menos adecuado, por el costo que representa terminarlo sin justa causa es el de término fijo cuya indemnización es el valor residual del contrato. No tiene sentido pactar estos contratos en un torneo como el colombiano donde en cinco fechas van cinco técnicos despedidos por bajo rendimiento. Es más cómodo jurídicamente hablando firmar contratos a término indefinido o inclusive por duración de la obra, en este caso el campeonato. Estos contratos permiten hacer programas de remuneración de acuerdo a objetivos y dan la oportunidad a los empleadores de terminarlos unilateralmente a bajo costo. Esto, nuevamente lo digo, requiere abogados laboralistas con amplio conocimiento en deportivo.