Torneo profesional de fútbol segundo semestre de 2025

Al momento de escribir esta columna nuestro desordenado campeonato de fútbol profesional está en marcha. Como todo lo de esta competición, está desmadejado, no se le ve lógica y parece más el resultado de la improvisación de quien no le interesa el fútbol que un esquema pensado para mejorar y ofrecer valor a los equipos y sobre todo a los aficionados, nada de eso.

El día de ayer había equipos con cuatro partidos jugados y uno con apenas uno. ¿Cómo va a recuperar esos tres partidos? El calendario está plagado de fechas provisionales que dependen de imponderables como conciertos y ritos cristianos en los estadios o de cualquier situación de orden público que impida llegar al lugar de partido. Por supuesto los equipos que tuvieron la suerte (o la desdicha) de jugar torneos internacionales no tendrán el mas mínimo apoyo para ajustar y seguramente, como ya ha ocurrido, deberán jugar algunos partidos con juveniles o hacer que sus deportistas jueguen con muy poco tiempo de descanso.

Un torneo donde hay más equipos en la primera división que en la segunda y que de la segunda ninguno desciende es, lógicamente, un llamado a la mediocridad. Si adicionalmente el dinero que se recibe por televisión es marginal para los grandes y en muchas ocasiones el mismo que un equipo malo de la segunda división no hay duda de que lo que se quiere es dejar a los dueños tranquilos en el sentido que no perderán su situación cómoda en un torneo muy pobre.

Hay equipos, porque los hay, que semestre a semestre intentan mejorar, buscan jugadores de refuerzo, transfieren algunos para hacer caja y pretenden acondicionar sus sedes deportivas de la mejor forma posible para intentar hacer un buen campeonato. Desafortunadamente, el torneo es tan malo que con ganar pocos partidos en el momento adecuado se logra una estrella. Este no es un torneo de procesos, es imposible armar un equipo pues, repito, se ganan tres partidos y se sube una estrella al escudo.

Al otro lado, en la primera B los equipos pueden perder todos los partidos, hacer una alineación con jugadores mediocres y no llevar un solo hincha al estadio; ni van a descender ni a dejar de recibir el mismo dinero que el campeón de la primera A.

El presidente de la DIMAYOR, se dice en el medio, no es sino el correveidile de los 38 presidentes de clubes que defienden sus intereses personales sin importar los del campeonato en general y, mucho menos, el aficionado que paga y espera ver algo de buen fútbol.

Llama la atención que varios de los mediocres equipos de la primera B no juegan en un estadio con público, no les interesa, muchos de esos equipos son nómadas que se mueven al son de un alcalde en campaña o un patrocinador local que enamora al dueño para que por uno o dos años se quede en una ciudad sin aficionados en un estadio a medio hacer. Abrir el estadio resulta más costoso que lo que pueden recibir por venta de boletas. Como no hay espectadores, nada pasa, se juega a puerta cerrada.

El fútbol femenino, salvo dos o tres equipos, es aún más mediocre e improvisado. Un torneo corto todavía más clandestino que el de la primera B con mujeres que sacan la cara por todo el fútbol colombiano y que son menospreciadas por la dirigencia y la prensa.

Los árbitros, como el campeonato, son mediocres y el VAR, terriblemente sospechoso.

A pesar de todo, los hinchas nos emocionamos y de vez en cuando cometemos el error de comprar boleta para ir al estadio. Ojalá mejoren y algún día podamos disfrutar de un fútbol cómodo y de calidad.