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sábado, 29 de agosto de 2015

Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que las redes sociales se han convertido en una herramienta quizá más poderosa que la lechona, el tamal y el tinto en pocillo desportillado. Con cada actuar y de forma inmediata, las campañas han desbordado sus iniciativas hacia los focos sociales más ricos en simbolismos y han aprovechado de alguna manera, el campo visual que ocupa, para moldear un mensaje social acompañado de una imagen que conmueva y genere adeptos.

Existen riesgos graves a la hora de dinamizar una campaña. Bogotá por ejemplo, es una muestra histórica del fracaso multiplicador de los mensajes benignos de las comunidades que en los últimos 12 años han querido un cambio político decente. 

Extrañamente la izquierda inoperante, cómplice de ese raro modelo gubernamental, que aparentemente exalta la creación de un nuevo muro de la vergüenza en la frontera con Venezuela, que se arrastra por el fango maloliente de un socialismo selectivo, que enciende las armas de la ignorancia a partir de vociferaciones a través de un desastroso bigote sin cerebro; y peor aún, que calla desde “el púlpito” cínico de los representantes del oportunismo nacional; parece salir mágicamente de sus madrigueras y replicar un mensaje de odio, indolencia e inoperancia, para extender glorioso su saludo con la mano perezosa que nunca ha sido utilizada para trabajar.  

La anterior y que Donald Trump vaya ganando en las encuestas de su partido a pesar de atropellar culturas, medios e intelectos, son excepciones bastante extrañas a la regla de la efectividad e influencia de las redes. El Polo y Maduro, al igual que Trump, son los Kardashian de la Política, los cuales nunca han hecho nada decoroso pero a partir de sus escándalos sin fundamento se vuelven populares en segmentos significativos de la sociedad.

Estoy seguro, que ya con la experiencia, el conocimiento y las estrategias planteadas para las redes sociales, sumadas a una generación que ya puede votar, la balanza romperá ese pasado oscuro de esas excepciones a la regla y todo justificará el punto de influencia de estos medios en la opinión pública.

Las redes; nuevos segmentos informativos para criticar, exaltar, promover, divulgar y convocar, se han convertido quizá en el único medio de comunicación que le da identidad propia a quien lo utiliza. Cada día que pasa, es un estado informativo selectivo de múltiples mensajes dinamizadores de opinión y silencio.