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OPINIÓN

“Volver a vivir”, una medida necesaria

20 de junio de 2014

Canal de noticias de Asuntos Legales

Saber en qué anda Patricia, Juan, Pedro, María, como decía nuestra querida Nohemí, es esencial. Comentar o dar un like a los nacientes críticos políticos o religiosos  se ha convertido en el diario vivir de miles de personas. Tanto que muchas empresas se han visto en la obligación de restringir los accesos a la red, debido a la inminente pérdida de tiempo de sus empleados en cosas tan significativas como saber en qué anda Sofía Vergara, o cómo lloraron Shakira y Milán por la salida del mundial de la selección española.

Y en un alto porcentaje los teléfonos móviles son protagonistas. Niños desde los siete años ya exigen a sus padres un móvil y con plan pospago, por supuesto. Padres llegan a casa después de largas jornadas laborales a seguir trabajando, o lo que es peor, a relajarse, accediendo desde sus móviles a diferentes sitios, jugando o chismoseando en Facebook qué tanto le ha crecido la panza a su exmujer. 

Esta situación está fuera de control. Se calcula que en Colombia hay alrededor de 54 millones de líneas celulares activas. Una cifra que supera la población total del país. Y esto con miras a seguir creciendo, no puede controlarse con medidas tan inteligentes como la del dignísimo Alcalde de Bogotá, que pretendió que la gente no usara el celular o no lo sacara para evitar que se lo robaran. 

Se requiere de manera urgente de medidas de prevención social. El uso excesivo de este aparato tiene sumergidas a millones de personal alrededor del mundo en una grave adicción: NOMOFOBIA, que consiste en el miedo irracional a no llevar consigo el teléfono móvil.

Hace algunas semanas conocí una campaña llamada “DESCONÉCTATE”, del Grupo Valdivieso. Su enfoque va con la necesidad de evitar, por lo menos en casa, el uso del celular. Su slogan ‘más Familia, menos celular’, es una realidad. Cientos de matrimonios se han separado por que uno de los dos, o los dos, tienen una relación permanente e irrompible con su móvil. Muchos miembros de una misma familia, estando en habitaciones contiguas, se envían mensajes de texto para comunicarse. Bien sea por pereza, practicidad o costumbre, el celular es un miembro más de la familia. De lejos, supera con creces a la televisión, que en su momento también tuvo graves implicaciones, que hasta hoy se mantienen. 

Al César, lo que es del César, como dicen por ahí. Difícilmente nada nos acerca más con el mundo que el celular, el acceso a la información es magnífico, las oportunidades de negocio muy amplias, saber dónde y en qué andan los nuestros es de inmediato conocimiento, pero a ¿qué precio?

Todo tiene sus riesgos, todo exceso es peligroso. Y lejos de querer emprender una campaña en contra de su uso, estas líneas pretenden prender las alarmas sobre la imperiosa necesidad de establecer prioridades al interior de nuestros hogares. Nuestros hijos merecen padres que los miren a los ojos cuando hablan, nuestras parejas merecen compañeros de vida que tengan absoluto interés en la conversación del momento. El celular y demás pantallas son importantes, pero no es a ellas a quienes debemos nuestra estabilidad, es a quienes tenemos al lado en espera de atención en quienes debemos depositar total y absoluto cuidado.  

Apoyo e impulso este tipo de iniciativas que están muy a favor de la Familia y no por las grandes propuestas, las casas gratis, la paz pero con justicia, la educación para nuestros niños, la ley seca en día de partido mundialista, los tamales en tiempos de campaña. Propuestas desinteresadas que a la vuelta unos años verdaderamente mejoren nuestra sociedad y significativamente el futuro del mundo.

DESCONÉCTATE.

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