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viernes, 8 de junio de 2018

Al parecer la coherencia del oportunismo ha surgido sin piedad por estos días electorales de segunda vuelta en donde las convicciones parecen haber sido olvidadas al son de posturas personales con fines camuflados de intenciones patrióticas que no están ligadas. Desde las actuaciones propias de un señor que enterró a su partido sin piedad con fines personales o exclusivamente paternales; pasando por un autoproclamado “líder” de likes en redes sociales por mercadear opinión a través de desastres como hidroituango o pataletas hormonales que hoy atacan a quien aparentemente defendía hace ocho días desde su “cuarto de guerra”; hasta incoherentes demócratas que satanizan con rigor y furia la decisión de un voto, chantajeando con “la paz” como bandera; han sido los escenarios en los cuales nos hemos tenido que mover los votantes por estos días, cargados quizá por más improperios del lado de quienes abanderan la política del amor, que de quienes con pasión desenfrenada nos mandan a estudiar por vagos.

Y es que la polarización ha sido tal, que en algunos pocos, pero muy infortunados casos se han visto cuestionamientos desvergonzados y patéticos que ponen en entredicho el nombre y la trayectoria de personas que han dedicado parte de su vida a trabajar realmente por la paz, la cual con los interrogantes u opiniones válidas que permite la democracia, arrojó por primera vez en la historia del país, unas votaciones masivas sin los acostumbrados vestigios de violencia o muerte con los que veníamos coexistiendo; vestigios que hace ocho días volvieron a surgir y casi que pretenden apabullar de forma amenazante a quienes contemplen otras alternativas diferentes a su opción de turno. ¿Qué pasará el día que ganen o pierdan?

A ocho días de la tusa electoral, apaleado y triste por la muy baja votación que tuvo mi candidato en primera vuelta, en donde con convicción, conciencia y mística, deposité mi voto porque era mi única opción, por qué voy a estar obligado a escoger otra alternativa diferente a mi elección y la tranquilidad con que madrugué a depositar mi derecho constitucional?
Yo no sé qué cargos tengan ya amarrados y prometidos quienes como perturbados hormonales se pasan la vida insultando y pidiendo disculpas en redes sociales al mismo tiempo, pero lo que sí es cuestionable es la soberbia, la vanidad y el derecho que creen tener sobre la decisión legitima de cada ciudadano a expresarse en cualquiera de las tres opciones que están en juego.

En mi opinión, estoy seguro que a Duque le iría mejor si Uribe dejara de hablar tanto de él; a Petro le iría mejor si él mismo sin “tutear y ustear” en la misma frase también dejara de hablar tanto de él, y al voto en blanco podrían desincentivarlo si dejan el tono irrespetuoso, violento y acosador de quienes parecen estar más concentrados en el voto en contra, que en el bien de un país que lo único que necesita es un Presidente al que ojalá le vaya bien.

Es incierto el panorama el 17 de junio a las 6:00 p.m., ojalá quienes no ganen, tengan la suficiente inteligencia, mesura y autocontrol para no culpar a otras opciones de su derrota. La democracia es sagrada, al igual que la vida; y la paz debería permitir que las opciones y la democracia sean libres y respetadas, así que, si quiere votar por Duque, por Petro o en blanco, hágalo con convicción, con la cabeza en alto, y lo más importante, no sienta ni por un instante que le debe explicaciones a alguien.