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miércoles, 5 de marzo de 2014

Cuando se le pregunta a alguien por el voto en blanco y por qué va a votar de esta manera, las respuestas suelen ser: ‘para darle un golpe a los políticos’, ‘porque necesitamos cambiarlos’, ‘todos son lo mismo’, ‘si voto por uno bueno igual es poco lo que podrá hacer’.

Si uno indaga un poco más entre estos votantes ninguno es capaz de nombrar al menos cinco candidatos a Cámara o Senado, y si reconocen a algunos, difícilmente saben de su trayectoria profesional, formación, propuesta y visión política. 

La cosa empeora si les pregunta uno por el actual Congreso. Nadie sabe quiénes lo conforman y qué han hecho en los últimos cuatro años (la respuesta fácil es: nada o que están enriqueciendo, pero la verdad es que tienen un total desconocimiento). Ni siquiera tienen claro qué hace el Congreso y menos la naturaleza del mismo, es decir, ¿por qué llegamos los seres humanos a crear y decidir a través de una institución colegiada como esta?

Lo que predomina es un total desapego de la política y sus organizaciones. Ese mundo sucio y contaminado que hemos hecho de la política, es mejor tenerlo a raya para no ensuciarnos. El voto en blanco se presenta entonces como una forma de excusarnos, de expiar las culpas, de salvar mi responsabilidad de una participación responsable, casi se informa de manera suficiente para poder decir que tomó una decisión responsable y racional. 

Antes de votar en blanco, tenga en cuenta lo siguiente:

-Primero, fortalecerá las maquinarias clientelistas y grupos tradicionales de la política contra las que supuestamente quiere rebelarse. La gente que vota en blanco pertenece a un segmento que los políticos y medios llaman de opinión, es decir, personas que votan sin pertenecer a una estructura política y por lo tanto no tienen un compromiso que amarre su voto a determinado candidato. 

Por lo general estos votos van a parar a candidatos ajenos a las estructuras clientelistas o que la mayor parte de su caudal electoral no pertenece a estas. Son estos candidatos, que a pesar de ir en contra la corriente y tener pocas probabilidades de éxito en el quehacer legislativo, nos cuentan las marrullerías, micos y chanchullos que tratan de meter los corrompidos. Cosas que de otra manera pasarían desapercibidas y que en contadas, pero importantes ocasiones,  cuando se alinean todos los astros  logran detener monstruosidades como ‘la reforma a la justicia’.

Si, como muestran las últimas encuestas el voto en blanco está cerca de 30% esto significaría un incremento aproximado de 780% comparado con las elecciones de senado  2010, pasaríamos de 373.370 votos en blanco a unos 3.288.000. No creo que esto vaya a pasar, lo más probable es que la gente no salga a votar. En todo caso si sucediera, esta votación no es suficiente para repetir la votación y todos estos votos terminarían haciendo un gran daño. 

Los políticos corrompidos tienen segura su elección, sus votantes no votan en blanco, están amarrados y pegados con mermelada; mientras tanto, los buenos candidatos que los hay en todos los partidos, no podrán alcanzar los votos necesarios para ser elegidos (pues se fueron en blanco) y con toda seguridad tendremos un peor congreso que el actual.    

-Segundo, existen unos grupos promotores del voto en blanco que se favorecerán económicamente con su voto a través de la reposición del voto.

-Tercero, así gane el voto en blanco, repetir unas elecciones no cambiará para nada el panorama político. La historia reciente ha demostrado la gran capacidad de adaptación y cambio de las estructuras tradicionales. Casi con toda seguridad, los que salgan de una segunda elección serán testaferros de quien realmente ejerce el poder, un hijo, esposa, hermano, primo, sobrino o tío como  hemos experimentado con los parapolíticos o los inhabilitados del proceso 8.000.  

Por lo anterior, querido lector, tómese el tiempo de estudiar los candidatos, sus perfiles, propuestas y posiciones políticas. El 9 de marzo vote, pero vote por alguien que valga la pena. No excuse su pereza, falta de compromiso, diciendo que ninguno sirve, no diga cosas que no le constan, pues no creo que haya estudiado las hojas de vida de los 806 candidatos al Senado.