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OPINIÓN

La evolución de las firmas legales exige un liderazgo con propósito en tiempos de disrupción digital

23 de agosto de 2025

Carolina García Silva

Directora del Departamento de Derecho Corporativo, Muñoz Abogados
Canal de noticias de Asuntos Legales

La profesión del abogado se encuentra atravesando una de las transformaciones más profundas en décadas. Las firmas y/o boutiques legales, tradicionalmente conservadoras en su estructura y funcionamiento, se enfrentan hoy a retos que van más allá del conocimiento jurídico, y por ello, es necesario adaptarse a una nueva realidad condicionada por factores relevantes como la inteligencia artificial, el cambio generacional y la evolución en las dinámicas de trabajo.

La llegada de herramientas de inteligencia artificial ha impactado de manera abrupta el modo en que se presta el servicio legal. En épocas anteriores, el abogado exitoso era aquel que contaba con una memoria prodigiosa y conocimiento amplio, no obstante, hoy en día, no basta con conocer la información, la doctrina y la jurisprudencia; el mundo avanza y los clientes también, por ello el abogado exitoso deberá integrar soluciones tecnológicas que optimicen procesos, reduzcan tiempos y permitan un mayor enfoque estratégico global.

Si bien es cierto, la transformación tecnológica es inquietante, hoy en día la transformación humana lo es aún más, las nuevas generaciones de tienen expectativas disímiles, que van en contravía de lo que se consideraban como buenas expectativas laborales, las generaciones nuevas buscan un propósito en su ejercicio profesional que pueda tener una conexión directa con su proyecto de vida, y en el mismo sentido esperan modelos de liderazgo más horizontales y empáticos que les den la atribución y el reconocimiento que se merecen. Esta nueva visión choca con la cultura jerárquica, vertical y rígida que todavía predomina en muchas firmas de abogados que no comprendieron que las generaciones nuevas han entendido que a las personas no las define un cargo.

Hoy en día el bienestar, la formación continua y la posibilidad real de crecimiento ya no son diferenciales: son requisitos básicos. Ignorar esta realidad no solo compromete la sostenibilidad de la firma, sino que erosiona su identidad.

Se hace indispensable promover una verdadera cultura de apoyo, ya que anteriormente los abogados se caracterizaron por tener por dinámicas individualistas; hoy, la complejidad de los asuntos jurídicos requiere trabajo en equipo, enfoques multidisciplinarios y una comunicación más fluida entre los colegas, esto para brindarle al cliente un servicio de calidad. El relacionamiento, muchas veces relegado a un segundo plano, debe ocupar un rol protagónico, ya que el trabajo coordinado permite que el cliente pueda recibir un buen servicio multidisciplinario.

La evolución de las firmas de abogados nos exige una mirada doble: hacia afuera, para comprender el impacto de la tecnología y las expectativas del cliente actual, pero también hacia adentro, para construir estructuras organizativas más humanas, flexibles y adaptables.

Es necesario que nuestra profesión se replantee el modelo de trabajo y liderazgo, no solo basado en un modelo de excelencia jurídica sino de empatía con propósito, recordemos que los abogados somos más que una norma, un código, una doctrina o jurisprudencia, y si esto no es así, atengámonos a que seamos remplazados por la Inteligencia Artificial.

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