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martes, 12 de enero de 2016

Ha dado al traste con industrias y trabajos, a la vez que a ha creado nuevas industrias y nuevas carreras profesionales. Por sólo citar un ejemplo, la sociedad postal semipública de Canadá decidió, a finales del 2013, poner fin a la distribución puerta a puerta de cartas y paquetes, debido al uso masificado del correo electrónico.    

A nivel laboral, entre otras herramientas, la tecnología ha introducido el uso institucional del correo electrónico, lo cual ha facilitado la comunicación a larga distancia y el envío de documentos digitalizados, generando un alto grado de sentido de inmediatez.

No obstante todos los beneficios que ha traído la tecnología, para nadie es un secreto que la misma ha puesto de lado la interacción física entre las personas y ha dado prioridad a una despersonificación de lo comunicado, lo cual, aunque no parezca, ha traído problemas de comunicación en los ambientes laborales.

En la actualidad, los grupos de trabajo prefieren enviar un correo que interactuar con el destinatario y esa pérdida de conexión, por el contrario, genera, a su vez, pérdida de tiempo laboral. En esencia, la comunicación en voz es más rápida y efectiva que la comunicación en texto. Esta, es la razón por la cual el porcentaje de uso de los mensajes de voz en la aplicación Whatsapp se ha disparado.

Continuando con el punto, el ahorro de tiempo laboral se puede aumentar hasta en cinco veces si agilizamos lo solicitado con una simple conversación presencial o telefónica de un par de minutos, no sólo porque obtenemos una respuesta más rápida que la lograda por e-mail, sino que tenemos la oportunidad de hacer preguntas, y, por ende, obtener respuestas a éstas en el acto mismo.

Por el contrario, el correo electrónico implica la siguiente inversión de tiempo: el tiempo de redacción, el tiempo de corrección de ortografía, el tiempo de revisión final antes de enviar el correo, el tiempo de espera en la respuesta y, de surgir preguntas frente a la respuesta dada, los tiempos antes mencionados se volverán a repetir hasta tanto el remitente absuelva todas sus dudas.

Por si fuera poco, el envío constante de correos y la pérdida de tiempo que esta actividad genera crea un malestar entre los trabajadores y propicia un ambiente apto para el nacimiento de  futuros problemas laborales entre remitente y destinatario.     

Ahora bien, en muchas ocasiones no sólo los roces pasan por la pérdida de tiempo, sino por las personas a las que va dirigido el mensaje. No en pocas veces, el correo se envía con copia al jefe, lo cual agita mucho más el ambiente, por cuanto el destinatario deberá no sólo responder, sino defender si posición y labor frente al jefe. En otras palabras, surge en el destinatario un sentimiento de defensa, ya que se siente atacado. Lo anterior, genera un círculo vicioso, por cuanto, a futuro, el destinatario realizará la misma práctica de ataque cuando sea su turno de solicitar información.

¿Cómo detener la bola de nieve? Volviendo a lo tradicional. El destinatario deberá tener la suficiente madurez para sostener una pequeña charla con el remitente y promover el uso de la comunicación personal o telefónica en aras de mantener un buen ambiente laboral