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martes, 17 de mayo de 2016

Por supuesto mi reacción fue: “eso es imposible. Nunca una máquina podrá sustituir el raciocinio en el análisis de un caso”. Sin embargo, vaya sorpresa que recibo cuando, en días pasados, leo un artículo publicado en http://es.gizmodo.com/ con el siguiente título “Un bufete contrata al abogado de inteligencia artificial creado por IBM.”

La noticia es, en pocas palabras, la siguiente: La firma estadounidense Baker & Hostetler (www.bakerlaw.com) acaba de contratar un nuevo abogado llamado Ross. Un sistema de inteligencia artificial creado por IBM.

El sistema es capaz de generar la respuesta a una inquietud jurídica, cuyo contenido considera es el más acertado, según los textos legales existentes. Adicionalmente, rastrea en tiempo real los resultados de nuevas sentencias y juicios que han sentado jurisprudencia y los incorpora a su documentación legal para futura referencia. Si los nuevos datos afectan a un caso en proceso, este asistente virtual avisa a los abogados de la firma para que modifiquen su estrategia con base en tales hallazgos. Luego de leer esa noticia, surgen mil y una duda. ¿Seré reemplazado por un robot?, ¿dónde queda todo el esfuerzo y dinero que mis papás y yo hemos invertido en mi preparación?, ¿si hoy en día es difícil obtener estabilidad, qué pasará en un par de años que se haga común este servicio?

Evidentemente es un campanazo de alerta para todos los que nos dedicamos al oficio de la abogacía. Siendo reflexivos, un cambio de este talante dejaría a más de uno sin banquillo, empezando por las universidades. Según un estudio realizado por la Corporación Excelencia en la Justicia, en el 2011 éramos 354,4 abogados por cada 100.000 habitantes y contábamos con alrededor de 71 facultades de Derecho siendo el país con mayor número de “doctores” en el mundo, después de Costa Rica.

En otras palabras, una vez se haga común y económico el uso de abogados robots, el nivel de desempleo del gremio sería el segundo más grande del mundo, después del país tico, sumado al desempleo que se generará por la clausura de las facultades de Derecho.

Por su parte, las empresas que requieran de servicios legales estarán más que felices por la disminución, sino la desaparición, de los gastos que representan las prestaciones sociales de un empleado. Esta figura, será reemplazada por los gastos de mantenimiento de los robots.

Desafortunadamente pasaremos a conformar la lista de puestos de trabajos eliminados por la tecnología: cajeros de supermercado, expendedor de tickets de parqueadero, telecomunicadoras de empresas de taxis y la lista sigue.

Lejos de ser una idea paranoica, considero que debemos asumir una posición precavida. Han pasado sólo un par de años desde que los smartphones y sus distintas aplicaciones han cambiado la forma de trabajo ¿Cuánto pasará para que nos veamos enfrentando este nuevo cambio?