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viernes, 23 de marzo de 2018

Gran expectativa ha generado el anuncio del alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, sobre el programa de transformación y modernización del sector salud de la capital (el “Programa”), el cual contempla la construcción, operación y mantenimiento de 6 hospitales mediante el mecanismo de Asociaciones Público-Privadas (“APPs en Salud”).

Si bien se trata de una iniciativa que busca promover la eficiencia en el servicio de salud, lo cierto es que existen una serie de retos que deberán ser superados por los actores involucrados -Distrito, estructuradores, concesionarios, financiadores, operadores de salud- para que el Programa logre sus objetivos de forma exitosa. Veamos.

Conocimiento: El mercado está familiarizado con las APPs gracias al programa de infraestructura vial 4G. Sin embargo, no pueden desconocerse las diferencias entre las carreteras y los hospitales. Bienvenidos los conocimientos existentes en APPs viales, pero bienvenido también el análisis de esas diferencias y las novedades que las APPs en Salud representan.
Institucionalidad: El Programa deberá estructurarse permitiendo su implementación y desarrollo a largo plazo, superando incluso el cambio de administraciones y factores políticos. Si queremos su continuidad, los ciudadanos deberíamos exigir a los futuros candidatos el respeto por las políticas públicas de largo plazo. Por ahora, la permanencia del Programa es respaldada con la posibilidad de comprometer vigencias futuras. Igualmente se requiere capacitación de las entidades distritales involucradas.
Estructuración: La planeación del Programa debe hacer un adecuado reconocimiento y distribución de los riesgos, incluyendo las necesidades del sector, la demanda de los pacientes y la oferta existente. Así mismo deberán definirse los tipos de servicio a contratar (bata gris, bata verde o bata blanca) sin olvidar la bancabilidad de los proyectos, permitiendo que estos sean atractivos para los financiadores.

Recuperación de la confianza: Probablemente uno de los retos más importantes y a su vez complejos, teniendo en cuenta el impacto de los escándalos de corrupción recientes. La recuperación de la confianza depende, entre otros factores, de un marco jurídico sólido y estable que atraiga inversión. Pese a que la Ley 1882 de 2018 se propuso esa tarea, aún no se muestra lo suficientemente fortalecida para dar continuidad a los proyectos ante el acaecimiento de una nulidad absoluta.

Marco contractual: Desde el punto de vista estatal, el contrato de concesión debería ser un verdadero contrato estándar que recoja reglas claras y las buenas prácticas de pasadas experiencias de las APPs en otras industrias. Debería tratarse de un contrato moderno, de fácil lectura, con cláusulas que reconozcan la evolución de las políticas de salud en el tiempo (DNP-KPMG, 2015), implantando sistemas de revisión contractual periódicos en beneficio de las partes y de los financiadores. Desde la óptica de los financiadores ha tomado mucha relevancia el análisis sobre la inclusión de cláusulas anti-corrupción en los contratos de financiación.

Mecanismos de financiación: Recuperada la confianza, o por lo menos en el proceso por retomarla, otro reto para los financiadores y concesionarios está en utilizar mecanismos de financiación acordes para cada tipo de proyecto. Sería interesante ver concesionarios emitiendo títulos en el segundo mercado, el cual permite una negociación directa entre el emisor y el inversionista institucional.

En conclusión, aplaudo la iniciativa de la actual administración distrital al impulsar la transformación del sector salud de la capital a través de un mecanismo como las APPs que permite distribuir el riesgo y los costos con el sector privado, e invito a los distintos actores de este proceso a enfrentar los retos descritos de forma proactiva, con voluntad de lograr el propósito fundamental como es el aumento de la oferta de servicios públicos de salud de calidad y el beneficio de los pacientes.