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viernes, 12 de mayo de 2023

Hacer empresa es una carrera llena de obstáculos y desafíos que requiere de una gran dosis de determinación, perseverancia y valentía. A pesar de las dificultades, los empresarios tienen una función importante en la sociedad, pues son ellos los encargados de generar empleo, innovación y riqueza en el país. No es función del Estado generar riqueza, por más que participe en la economía. Ojalá facilitara su generación.

A lo largo de la historia, muchos de los empresarios más exitosos han tenido que enfrentar múltiples adversidades y complejidades económicas y políticas. Sin embargo, a pesar de todo, no se han dado por vencidos y han seguido adelante con sus sueños y proyectos. Nosotros, que estamos leyendo esto, podemos decir que hemos soportado muchas guerras, crisis económicas fuertes y una pandemia.

Es cierto que vivimos en un mundo cambiante y en constante evolución, donde las condiciones económicas y políticas pueden ser volátiles y difíciles de prever. Pero ojalá esto no sea una excusa para abandonar los proyectos empresariales. Al contrario, es una oportunidad para demostrar la capacidad de adaptación como empresarios.

En momentos de crisis, la creatividad y la innovación son más importantes que nunca. Es el momento de “estirar la mirada” y buscar nuevas soluciones y oportunidades en el mercado. Los cambios son inevitables, y deben entenderse como oportunidades de cambio, mejora y adaptación.

Además, es importante recordar que crear una empresa no es solo una cuestión de “ganar”. Es una forma de contribuir al desarrollo de nuestro país, generando empleo y creando valor para los grupos de interés. Ojalá las empresas asuman (como lo han hecho en muchísimas oportunidades) la responsabilidad de buscar soluciones sostenibles y éticas que impacten positivamente el entorno.

Hacer empresa no es tarea fácil. De hecho, es una actividad de “alto riesgo” en Colombia. Por ejemplo, ni un abogado experto y con muchísima “cancha” en un área del derecho conoce todas las normas específicas que apliquen para su “especialísima especialidad”; al final, en este país todo se resuelve con normas (faltó que se hubiera prohibido en una ley el ingreso del covid al país…).

La simplificación debería ser una consigna. Ojalá, lo primero sería evitar tanto trámite y tanta burocracia, pero como sé que eso es pedir demasiado, ojalá, sueño, con lo siguiente:

Facilitar ventanillas únicas de trámites, por ejemplo, para abrir un establecimiento de comercio, que supone muchísimos trámites, gestiones y tareas. Facilitar las declaraciones de impuestos también es una gran ayuda (el régimen simple de tributación es un importante avance). Una ventanilla única de permisos, licencias y autorizaciones ambientales y de salud para productos de belleza, agro insumos, medicamentos, entre otros, sería un gran avance.

Las empresas no están solas en este camino. Hay instituciones colombianas que, francamente, y pese a las diferencias que puedan generar, aportan profundamente. Las Cámaras de Comercio, Endeavor, INNpulsa, Ruta N, las universidades. Son muchas instituciones alrededor de las empresas.

Que el sueño de hacer empresa no muera. Los sueños de muchos (y, en el largo plazo, de todos) están ahí: en generar riqueza, en mejorar las condiciones de vida de los grupos de interés, en innovar y crear. Y sí, puede ser algo cursi este artículo, pero estoy convencido que hay muchos empresarios agotados (porque así lo he escuchado mucho en mi ejercicio profesional). No pierdan la fuerza. No están solos.