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sábado, 29 de julio de 2023

En estas semanas hemos visto un conflicto en la industria cinematográfica en Estados Unidos, mismo que ha desembocado en una huelga en el pasado 14 de julio, por decisión de la presidenta del sindicato Screen Actors Guild (SAG) y American Federation of Television and Radio Artists (AFTRA). En el año 2012, SAG y AFTRA decidieron fusionarse para formar un único sindicato más grande y poderoso, conocido como SAG-AFTRA. Ambos entes representan a más de 160,000 actores, artistas intérpretes y profesionales de medios en Estados Unidos, y tiene como objetivo proteger y promover los intereses laborales y profesionales de sus miembros en todas las áreas de la industria del entretenimiento.

Las principales causas de esta decisión son temas de aumento en pago de regalías por retransmisiones generados por las reproducciones en las plataformas de streaming. El auge del streaming ha generado conflictos como son el pago de compensaciones por este nuevo tipo de distribución de contenido, situación que ha generado movimiento en la forma de generar negocio y por lo tanto en el aspecto contractual, por lo que se debe tener en cuenta que los pactos anteriores no concuerdan más con esta nueva realidad en la industria del cine.

En cuanto a los derechos de autor, el sindicato debe negociar nuevos contratos que incluyan las regalías derivadas de las plataformas, toda vez que los anteriores estaban enfocados a lo que se generaba a través de las pantallas de los cines convencionales y de ahí a los medios masivos tradicionales, ahora es sabido por todos que ha partir de la pandemia el gusto por consumir contenidos se elevó de manera importante, en el uso del streaming. Esto ha resultado en la necesidad de revisar y adaptar los contratos y condiciones laborales para abordar cuestiones específicas relacionadas con el contenido digital y las producciones en línea.

Con el streaming se puede dar lugar a problemas de piratería y distribución no autorizada. SAG-AFTRA trabaja para proteger los derechos de propiedad intelectual y asegurarse de que los actores reciban una compensación justa por el uso de su trabajo en estas plataformas.

Asimismo, otro aspecto a relucir es el uso de la inteligencia artificial (IA), situación que ha planteado varios problemas como en la creación de guiones o en la generación de contenido cinematográfico generando preguntas sobre la originalidad y los derechos de autor. El uso de IA en la industria cinematográfica puede tener implicaciones para los profesionales del cine, como actores, guionistas y editores, si los algoritmos de IA pueden generar personajes digitales o generar guiones automáticamente, teniendo un impacto en el empleo de los profesionales humanos en la industria.

Los deepfakes pueden ser utilizados para crear contenido falso o manipulado en el cine. Esto puede plantear problemas como la desinformación, la difamación o el uso malicioso de la imagen de personas reales. Si se utiliza la IA para generar guiones o para tomar decisiones de casting, existe el riesgo de perpetuar estereotipos o discriminación basada en características demográficas o de otro tipo. En la creación de películas, se pueden utilizar técnicas de IA para analizar datos personales de los espectadores y obtener información sobre sus preferencias y comportamientos.

La implementación adecuada de regulaciones y políticas, así como la ética en la utilización de la IA, son fundamentales para abordar estos desafíos y asegurar un uso responsable y beneficioso de la tecnología en la industria cinematográfica.