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viernes, 25 de noviembre de 2016

Este riesgo, tan claro, evidente y predecible para algunos, era y es mitigable. En esta línea, en los últimos años ha incrementado el rol que los derivados han adquirido en la economía colombiana.

 Una de las principales razones de esto, más allá de la profundización que en términos generales se ha visto en el mercado financiero colombiano, ha sido que un número mayor de empresas ha empezado a entender los beneficios de este tipo de instrumentos. Los derivados, para quienes no están familiarizados con ellos, son instrumentos financieros cuyo valor depende de uno o más subyacentes y su cumplimiento se realiza en un momento futuro. 

Los subyacentes pueden ser muchos, pero de manera general se encuentran las tasas de interés, tasas de cambio, índices accionarios, acciones, entre otros. ¿Esto qué quiere decir? Los derivados son instrumentos respecto de los cuales su valor, en el futuro, se derivará del valor del subyacente. Los derivados pueden ser utilizados por diversos motivos: por especulación (esperando que la variación del precio del subyacente genere un rendimiento), por cobertura (anticipando que la variación en el precio del subyacente puede generar un riesgo para la empresa y, por lo tanto, cubriendo ese riesgo fijando un precio futuro) o por arbitraje (aprovechando la diferencia del precio del subyacente en los mercados).

El rol de cobertura de los derivados es el que refleja la importancia de tenerlos como un instrumento de referencia para la gestión de riesgos en las empresas. Continuando con la historia de la tasa de cambio en Colombia, una empresa que debía realizar pagos en moneda extranjera, ya sea por importaciones, servicios o deuda en el exterior, podría haber celebrado un derivado sobre tasa de cambio, fijando el precio del dólar para los pagos que tuviere que realizar en el futuro. La empresa sabría desde el primer momento la cantidad en pesos necesaria para comprar los dólares que se deberán transferir al exterior, por cuanto habría fijado la tasa de cambio.

Son diversos los tipos de derivados disponibles en el mercado. Sin embargo, de manera general se pueden mencionar los forwards y futuros, los swaps y las opciones. La utilización de unos u otros dependerá de las necesidades de la empresa y de los riesgos que se pretenda cubrir: Los forwards y futuros para cubrir riesgos derivados de situaciones que se presentarán en un único momento futuro, los swaps respecto de operaciones que contemplan una serie de momentos en los que es necesario cubrir los riesgos y las opciones en aquellas operaciones respecto de las cuales se prefiere tener la posibilidad de adaptar la posición, sin estar necesariamente atado a un precio fijo.

El rol de los derivados en las empresas continuará aumentado e influirán como factor de competencia entre las mismas. Las empresas que cubren sus riesgos mediante derivados pueden tener una ventaja competitiva frente a otras empresas que no lo hacen, en la medida que las primeras no estarán sujetas de la misma manera a las variaciones del mercado que pueden afectar sus precios y el costo de producción.