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lunes, 8 de julio de 2013

Lo que algunos lideres mundiales visibilizaron como un problema sin solución, otros grupos lo evidenciaron como una oportunidad de negocio, con efectos e impactos ambientalmente positivos y con la adquisición de una materia prima sin costo o a muy bajo precio.

La conciencia ambiental es un concepto que puede ser abordado para su estudio desde varias perspectivas, generar modificaciones en la conducta humana no es para nada fácil, pero tampoco es imposible si se logra entender a que estímulos responde la dinámica social, es así como debe entenderse por quienes estructuran las políticas públicas ambientales que las campañas de sensibilización hacen parte de una serie de estrategias que deben ser implementadas para lograr verdaderos avances en materia ambiental, pero son solo eso, una pequeña parte que si no es bien realizada, enfocada y continua pierde su finalidad y a la vez el propósito mismo. Desde que el hombre nace ha sido educado para modificar comportamientos bajo estímulos económicos o en especie que lo incentivan actuar de una u otra manera, siendo así debe el Estado y en defecto el sector privado utilizar dicha herramienta para generar conciencia ambiental indirecta y beneficios económicos directos, en otras palabras, lo que no se logra  efectivamente con varias horas de charlas, seminarios y foros ambientales, debe ser reforzado con recompensas o contraprestaciones que pueden o no reducirse a medida que pasa el tiempo y la actividad se vuelve costumbre y conciencia ambiental. 
 
Es así como en Europa, Asía y en países como Australia  se pueden evidenciar maquinas en centros comerciales y espacios públicos en donde cualquier persona puede ir a depositar cierto tipo de residuos y a cambio recibir algún bono o dinero por reciclar, es allí donde las grandes empresas instaladas en Colombia deberían incorporar sus esfuerzos bajo los preceptos de responsabilidad ambiental, lo cual les permite hacerse publicidad con finalidades ambientales; este tipo de maquinaria no busca suplir en nada lo que dignamente realizan los separadores en nuestro país, por el contrario puede ser una alternativa para que este sector encuentre formas más eficientes de realizar el acopio de residuos sólidos ordinarios.
 
No obstante, debe reiterarse que el propósito de estos instrumentos  es buscar  alternativas que hagan mucho más fácil y atractivo la separación en la fuente, y de esa forma lograr una reducción significativa en la generación de residuos sólidos ordinarios que cada vez más son objeto de análisis por parte de lideres y Corporaciones locales que no encuentran espacios en donde efectuar la disposición final.
 
En algunas ciudades como Bogotá y Medellín se han promovido campañas de cultura ciudadana que aunque no tuvieron continuidad, si marcaron grandes cambios en la ciudad  capitalina, pequeños símbolos, sonidos y mensajes lograron calar en el consciente ciudadano, con grandes y exitosos resultados; hoy debe instarse a la sociedad política  a que se apropie del tema ambiental y que busquen junto con el sector privado alternativas que materialicen una protección ambiental con fomento de empresas hacia economías verdes, es necesario que el Estado brinde las garantías presupuestales y humanas a este tipo de investigación que hoy es vanguardista en países desarrollados.
 
Por último, no debe olvidarse que es posible que algunos agentes económicos saquen el mayor provecho de estas económicas verdes, lo cual no debe ser visto con recelo ya que estarían mitigando efectos ambientales que normalmente sino generan alguna contraprestación se volverían un problema inmanejable para el Estado.