domingo, 21 de julio de 2013
Colombia es un país que cada día se está volviendo más atractivo para la inversión extranjera, lo que sin duda genera importantes impactos en materia económica, social, ambiental y cultural, por esa razón se hace necesario analizar de manera profunda y acuciosa los instrumentos jurídicos, económicos y sociales que se deben implementar para obtener el mayor beneficio posible.
La rama legislativa Colombiana debe reflexionar acerca de los estímulos que se requieren para atraer inversión extranjera y concomitantemente fomentar la industria nacional enfocada a la creación de empresas con alta responsabilidad ambiental, no es un secreto que las Energías Renovables son un tema actual y obligatorio para el crecimiento económico de un país, que aunque Colombia se enorgullece de contar con grandes hidroeléctricas percibidas como energía limpia, es el momento de volcar la mirada a otras fuentes que permitan una independencia de un solo modelo energético y a la vez se adecuen a los estándares internacionales de producción limpia.
El modelo económico predominante a nivel mundial no admite que exista una conversión de producción energética en un corto plazo, por lo que esa transformación a nuevas tecnologías que aprovechan recursos naturales renovables se está promoviendo de manera silenciosa pero a pasos agigantados, con el propósito de que cuando el carbón, y los combustibles fósiles no provean la demanda requerida, pueda el modelo energético limpio satisfacer con una amplia oferta las necesidades de todos los habitantes.
Australia es un país que fundamenta la generación energética en el carbón, un modelo bastante negativo en cuanto a impactos ambientales y económicos se refiere, por lo que sus esfuerzos están encaminados a buscar nuevas formas de generación mucho más limpias y menos dependientes, línea que deben seguir muchos países que se encuentran en igual o peor situación en cuanto al tema se refiere. Es un momento oportuno y conveniente para estimular el desarrollo de las energías renovables, es un escenario adecuado para incentivar proyectos de construcción de vivienda que incorporen modelos de energía fotovoltaica o eólica, lo que puede estructurarse a través de verdaderos beneficios tributarios para todos los agentes económicos del gremio de la Construcción que desarrollen este tipo de proyectos.
La generación energética cambiara en su producción, distribución y comercialización, girará entorno a estrictos proyectos sostenibles e independientes, por lo que debe ser una política pública estar al tanto de los nuevos desarrollos e investigaciones, en aras de evitar que se sigan construyendo en el caso Colombiano grandes represas que afectan gravemente la biodiversidad, las áreas protegidas, los asentamientos humanos, con el argumento de que es una forma de energía limpia, lo cual ha sido ampliamente debatido y será objeto de un próximo análisis, sin embargo, no se trata de hacer una defensa férrea de los nuevos modelos energéticos, ya que algunos de ellos impactan de manera negativa el paisaje, por lo que habrá que discutir en su momento la pertinencia y real utilidad de la implementación.
Sin que sea el único, El Parque eólico “Jepírachi” localizado en el municipio de Uribia, Departamento de la Guajira, es un claro ejemplo de que vamos por el camino correcto, de que existen claras políticas de experimentar y probar estas alternativas energéticas, que puedan en algún momento arrojar resultados para determinar cambios de modelos de generación energética, sin que eso quiera decir que solo se deba sustituir por una alternativa, ya que lo ideal es tener una gran oferta independientemente de la ubicación geográfica, cantidad o capacidad económica de los futuros usuarios del servicio.
La Energía eólica, geotérmica, hidroeléctrica (predominante en el caso Colombiano), maremotriz, solar, undimotriz son apenas algunas de las nuevas formas alternativas de energía que seguramente remplazaran en un corto o mediano plazo los antiguos y contaminantes modelos energeticos.
