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miércoles, 11 de septiembre de 2019

Colombia es un país con una tradición centralista muy arraigada. No es este ni el momento ni el lugar para discutir o analizar los antecedentes históricos relacionados con este fenómeno pero después de más de un siglo de la constitución de 1886 con un enfoque marcadamente centralista, la en ese entonces nueva constitución de 1991 intentó un cambio conceptual en ese sentido expresado desde el Artículo primero de nuestra carta política:

“Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales...”
Por otra parte, con respecto a la materia de regulación sanitaria, Invima es, en sus propias palabras, “la Agencia Regulatoria Nacional, una entidad de vigilancia y control de carácter técnico científico, que trabaja para la protección de la salud individual y colectiva de los colombianos, mediante la aplicación de las normas sanitarias asociadas al consumo y uso de alimentos, medicamentos, dispositivos médicos y otros productos objeto de vigilancia sanitaria.”

En la práctica, esa misión se manifiesta de varias formas: (i) a través del otorgamiento de registros sanitarios para productos, (ii) mediante el otorgamiento de certificaciones para instalaciones, y (iii) mediante la vigilancia en el mercado de las normas aplicables tanto para instalaciones como para productos.

Volviendo al tema del centralismo, Invima tiene sus oficinas centrales en Bogotá, y desde su creación hasta esta fecha, ha mejorado su presencia en las diferentes regiones del país. Hoy en día Invima tiene Grupos de Trabajo Territoriales (GTT) en varias ciudades del país, como Barranquilla, Montería, Bucaramanga, Neiva, Ibagué, Medellín, Cali, Villavicencio, Armenia y Pasto.
Tradicionalmente, las funciones de estas oficinas regionales han estado enfocadas a temas de vigilancia y certificación de instalaciones, pero el tema de registro de productos ha estado principalmente centralizado en la oficina central de Invima. De esa manera las empresas situadas en otras ciudades diferentes a la capital, que necesitan definir temas complejos relacionados con sus productos, deben desplazarse hasta Bogotá para poder absolver sus dudas. No solo eso, los trámites de registro deben en general realizarse en Bogotá.

No obstante, hay una tendencia clara de descentralización en las funciones de Invima. Últimamente la entidad ha realizado eventos llamados “registratones” en los cuales se permite a los empresarios de ciudades de provincia realizar sus trámites de registro en sus ciudades de origen o de su región.

Pero adicional a lo anterior, Invima anunció recientemente la prueba piloto de un nuevo proyecto que podría cambiar la relación de esta autoridad con sus usuarios en zonas del país diferentes a Bogotá: Un programa permanente (no eventos especiales como registratones) mediante el cual se podrá en la ciudad de Cali, radicar trámites de renovación de registro sanitario con control posterior y solicitud de modificaciones automáticas de medicamentos.

No solo eso, el programa también prevé que en la ciudad de Medellín ser podrán realizar los trámites relacionados con la Notificación Sanitaria Obligatoria (NSO) de productos cosméticos, productos de higiene doméstica y absorbente de higiene personal. De igual manera hay planes para extender el programa a otras ciudades como Barranquilla y Villavicencio.
Estos programas son iniciativas muy positivas de descentralización y empoderamiento a las regiones.