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miércoles, 10 de abril de 2024

El debate en materia de derecho tecnolología en el Congreso de la República ha sido especialmente intenso en los últimos meses. Actualmente se está discutiendo un proyecto de ley estatutaria de datos personales, influenciada altamente por el Reglamento General de Datos Personales, que incluye reglas sobre inteligencia artificial, algoritmos y neuroderechos, varios proyectos de ley que pretenden regular la inteligencia artificial y un par de proyectos sobre redes sociales. Igualmente, se ha discutido, todavía en un plano informal, la posibilidad de traer una regulación a Colombia como la de los mercados y los servicios digitales europea.

Gran parte de estos proyectos surgen de los temores (varios infundados) de los peligros de la tecnología y del desconocimiento que tenemos sobre los aspectos y alcances técnicos de esta.

En lugar de ser proyectos de ley que busquen el desarrollo de negocios, la invención y la innovación tecnológica en nuestro país, en general pretenden imponer restricciones de uso y apropiación de las tecnologías. Nos vemos exclusivamente como consumidores de tecnología mas no como creadores; estos proyectos no buscan el desarrollo de una industria de tecnología nacional. Al analizar a fondo estos proyectos, en general se puede evidenciar que no es claro qué se quiere regular ni por qué (el cómo, incluso, es mas confuso).

También se ha visto una fuerte agenda de regulación digital en Europa que, como es de costumbre en nuestro país, busca muchas veces replicarse, platanizarse, sin mayor análisis sobre la verdadera necesidad de regular la tecnología y los mercados digitales.

Colombia tiene un mercado digital relativamente bajo, nuestras tasas de digitalización, apropiación y uso de tecnología siguen siendo muy bajas en comparación con otros países de la OCDE, el uso del comercio electrónico (a pesar del crecimiento durante la pandemia) sigue siendo pequeño comparado incluso con países similares de la región. Proyectos de ley que impongan más restricciones al uso de tecnología o al libre flujo de datos (esencial en la sociedad de la información) solo nos aislarán y reducirán más nuestras posibilidades de ser un páis más competitivo a nivel internacional, así como se enviarían nefastos mensajes a la inversión.

Nuestro mercado digital es incipiente y muchas de estas tecnologías (como las de inteligencia artificial), son emergentes y a pesar de haber visto rápidamente algunas de sus aplicaciones, todavía estamos lejos de ver y comprender sus alcances, beneficios y riesgos. Siempre se dice que la ley va mucho mas lenta que la tecnología; eso es verdad y no está mal. No podemos pensar que la respuesta a cualquier desarrollo tecnológico es la ley. La tecnología y la innovación no se fomentan con leyes, pero una mala o inoportuna regulación si puede afectar gravamente a la tecnología y a los mercados digitales.

Además de innecesario puede ser inocuo y hasta perjudicial para nosotros. Pensemos cómo hubiera sido Internet si en 1990 hubiera sido expedida una ley que regulara Internet (seguro tendriamos algo más parecido al modelo de la televisón tradicional). El Internet nos ha mostrado que el mejor modelo para abordar cuestiones regulatorias no necesariamente es el Estado y la ley, puede ser el de múltiples partes interesadas (multistakeholder), así como enfoques y marcos éticos desde el diseño.