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miércoles, 4 de septiembre de 2019

A raíz del video de la semana pasada en donde alias, Iván Márquez anunció que él junto con otros compañeros volvían a crear la guerrilla de las Farc, no solo creó en los colombianos sino también en la comunidad internacional, sentimientos de rabia, dolor, impotencia y claro está temor.

De manera inmediata el Gobierno colombiano se pronunció, manifestando que no permitiría intimidaciones por parte de estos delincuentes, y que activaría, como es su función natural, todas las fuerzas militares para perseguir y capturar a este grupo insurgente y proteger así la vida y seguridad de todos los colombianos. Es claro que el Gobierno debía pronunciarse en este sentido y es necesario e imperativo que todos los mecanismos de defensa sean puestos en marcha para evitar que la historia vuelva a repetirse; sin embargo, ¿es esto suficiente para contrarrestar los efectos que el renacimiento de la guerrilla de las Farc genera en el pensamiento de la comunidad nacional e internacional y en el desarrollo económico del país?

Las Farc en su video anunciaron que como método para financiar la guerra utilizarán el cobro de impuestos a multinacionales que desarrollen en el país negocios ilegales y a empresas que ataquen el medio ambiente; así mismo, que conversarán con ganaderos y hacendados para buscar convencerlos de las razones de su lucha y obtener de ellos apoyo económico, en otras palabras, volverán las vacunas y la extorsión.

En el pasado, este tipo de amenazas lo que generó fue la salida de colombianos y con ellos sus recursos económicos hacia el exterior. Con estos mecanismos el país se vio afectado en su desarrollo, pues en lugar de contar con recursos económicos para ser reinvertidos en el país, estos salieron para depositarse en otros países o invertirse en beneficio y desarrollo de países extranjeros.

Debemos entender que, si en este momento no se fomenta la inversión y reinversión de capital en Colombia para apostarle a su desarrollo, la economía se verá estancada, no sólo por no existir proyectos y negocios que pongan a circular el dinero y que generen empleo, sino porque las personas con capitales de trabajo en el país, basados en el miedo, volverán a sacar dichos recursos al exterior y el capital extranjero dejará de interesarse por invertirse en el país. Este estancamiento generará aún menor recaudo impositivo, perdiendo así el Estado capital para poder continuar con el desarrollo económico y social en Colombia.

Así, es labor del Gobierno buscar mecanismos para que el capital permanezca en el país y para atraer inversión extranjera, no mediante prohibiciones y restricciones de salida de recursos, sino mediante el otorgamiento de beneficios e incentivos económicos y tributarios, así como en facilidades en la implementación de trámites legales a aquellos empresarios que como resultado de la creación de nuevos proyectos, la implementación de nuevas industrias y el desarrollo tecnológico, cultural y económico inviertan capital en Colombia, constituyan empresas realmente productivas o inyecten capital en industrias con alto potencial de desarrollo en Colombia.

No es hora de mantenernos en la cultura de las prohibiciones y las restricciones a las cuales siempre quienes quieren han logrado encontrarles una salida sin importar las sanciones que se impongan. Si queremos generar un verdadero efecto que contrarreste el miedo y la negatividad generada por este anuncio, es hora de incentivar, motivar y coquetearle a los inversionistas.