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martes, 18 de abril de 2023

En los últimos meses el sector aéreo colombiano ha sufrido de mucha “turbulencia”, el alza en el precio del combustible, la devaluación del peso, la eliminación de exenciones tributarias y el aumento en las tasas de interés han sido algunas de las razones por las cuáles las aerolíneas, qué ya venían arrastrando pérdidas derivadas de la pandemia, deben hacer frente a situaciones de insolvencia.

La suspensión de operaciones de Viva Air y de Ultra Air sin duda alguna tiene muchas aristas, como la novelística integración con Avianca o la fallida capitalización, pero lo cierto es que todo el mercado ha sido afectado, no solo los pasajeros qué no pudieron llegar a sus destinos, sino que también los trabajadores cuyo pago de liquidación sigue tambaleando, los proveedores qué no han podido cobrar las facturas e incluso los hoteles y el comercio de los destinos turísticos qué presentaron altas tasas de desocupación.

En definitiva, la situación de la industria es compleja y la inacción de las autoridades e incluso de las mismas aerolíneas solamente ha expandido la problemática a otros sectores de la economía. Por ello, la apertura de concursos de acreedores se convierte en la manera más efectiva para proteger el mercado y a todas las personas qué se han visto afectadas.

Estos concursos pueden buscar la recuperación y la preservación de las aerolíneas en crisis o la liquidación de forma ágil. Al respecto, por ejemplo, pese a qué Avianca y Latam atravesaron situaciones de insolvencia, fue gracias al Chapter 11, ley de quiebra de Estados Unidos, qué pudieron reorganizar sus activos, reestructurar su operación e implementar planes de pagos que aseguraron la continuidad de sus operaciones.

En Colombia existen distintas vías para qué se realice la apertura del concurso, siendo la principal la solicitud realizada por la sociedad en crisis, pero no la única, puesto que, debido a la importancia de la industria, la Superintendencia de Transporte, como entidad qué inspecciona, vigila y controla a las aerolíneas, también está facultada para convocar el inicio de los procesos de insolvencia e incluso los mismos acreedores podrían llegar a realizar dicha solicitud.

Ahora bien, el éxito del concurso va a depender de la seriedad con la que se acuda el mismo, lo cual se evidencia en la adecuada y oportuna administración de la situación de insolvencia, haciendo un análisis completo para identificar la mejor herramienta para superar la crisis o evitar su propagación.

En este sentido, no es de recibo qué se pretenda la recuperación de una empresa, negociando con un porcentaje irrisorio del pasivo a reorganizar, puesto que solamente se estaría prolongando su inviabilidad. Así mismo, debido a la complejidad de la operación aeronáutica, en algunos casos es necesario acceder a los mecanismos de insolvencia transfronteriza para extender los efectos del concurso a diferentes países en aras de garantizar su efectividad.

Debido a que los instrumentos que otorga el mercado para hacerle frente a la crisis de las aerolíneas no fueron suficientes, es imprescindible qué se acuda de forma oportuna a los instrumentos judiciales. En particular, es necesario qué se de apertura a los concursos de acreedores, en aras de dotar de certeza la situación jurídica de las aerolíneas, garantizar la protección de los acreedores y evitar que se extienda la desconfianza en la industria y se rompan las relaciones comerciales y crediticias con los demás agentes del mercado nacional e internacional.