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martes, 19 de marzo de 2024

Hace unas semanas se hizo viral una publicación inglesa que discutía cómo la maternidad afecta las carreras de las mujeres alrededor del mundo. En el extracto, el medio aseveró que según investigaciones en los países pobres las mujeres salían del mercado laboral al casarse, mientras que en los países ricos la diferencia en la participación de hombres y mujeres en el mercado laboral surgía luego del nacimiento del primer hijo.

Leer este tipo de publicaciones, sobre todo en marzo posterior al día internacional de la mujer, puede enmarcarse en la falta de originalidad o como repetitivo. No obstante, temas de equidad de género cobran cada vez mayor relevancia desde diferentes aspectos incluyendo a nivel educativo, económico, cultural y social, pues como hemos visto en otros temas, existe una potencial tendencia pendular en la cual los movimientos progresistas están perdiendo fuerza a nivel mundial. Por ello, crear consciencia o mantener la sensibilidad respecto de los desafíos que las mujeres enfrentan para integrarse al mercado laboral es cada vez más relevante.

Continuando con la problemática comentada en el artículo, impacta saber que no es un acontecimiento menor en la vida de las mujeres pues puedo recordar cómo en muchos casos las mujeres ponen en pausa su vida laboral o incluso se retiran de una carrera profesional formal, al tener un hijo. Para no ir muy lejos, mi propia madre se retiró del trabajo por al menos cuatro años para estar presente en la primera infancia de sus hijos, lo cual, por supuesto repercutió en la dificultad de reincorporarse al trabajo frente a sus pares masculinos que, si bien tuvieron hijos, no se dedicaron a su cuidado permanente.

Si bien el movimiento feminista ha librado muchas batallas y no es lo mismo ser una mujer profesional en el siglo XXI a una mujer analfabeta en el siglo XVII, la labor de cuidado continúa siendo un rezago de inequidad que sobrevive a nuestros días. Las mujeres han asumido en mayor proporción el papel de cuidadoras, labor que tradicionalmente no es considerada un trabajo ni mucho menos es remunerada.

En Colombia pareciera que este es un tema de interés en materia de política pública al destinarse esfuerzos para crear el Ministerio de Igualdad y Equidad y el sistema nacional de cuidado. Sin embargo, es pertinente cuestionar si estas iniciativas realmente están tomando forma o si sólo agregan una carga burocrática al estado más que medir, entender y abordar la problemática de roles de género y trabajo de cuidado no remunerado.

Dicho lo anterior y recordando nuevamente el impacto de las labores de cuidado sobre el desarrollo profesional de la mujer, hablar de brecha de género es un tema actual y necesario. El desafío no es solamente mantener la discusión para que la realidad no se invisibilice, sino que también se debe continuar repensando los roles de género y cómo encontrar en los hombres una de la herramienta más poderosa para las luchas de ésta y continuar preparando el camino para las próximas generaciones

*Ángela María Jurado, coordinadora de Diversidad e Inclusión de Gómez-Pinzón

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