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OPINIÓN

Publicidad y deporte

09 de noviembre de 2015

Canal de noticias de Asuntos Legales

En realidad no se trataba de medidas de seguridad de un avión, sino unas instrucciones muy creativas para los aficionados, utilizando uno de sus símbolos (las lindísimas azafatas), para disfrutar un partido de futbol. Este y muchísimos otros ejemplos sirven para ilustrar la fuerza del deporte y las posibilidades que tienen las compañas de casi cualquier sector para dar a conocer, fortalecer y exhibir sus productos y servicios.

Los deportistas individualmente considerados son una vitrina excepcional para cualquier producto. Tomemos el caso del ciclismo, durante una escapada larga del tour de Francia un ciclista puede exhibir durante más de una hora su camiseta con tres o cuatro sponsors, para una audiencia global de muchos millones de personas en los cinco continentes. Otro ejemplo notorio son las carreras de carros y especialmente Nascar que durante horas concentran al frente del televisor o a través de los nuevos dispositivos, a un público cautivo que más que carros mira spots publicitarios.

En el fútbol las grandes estrellas son deseadas por muchos anunciadores, basta con mirar las cuentas de Twitter o Facebook, o las portadas no solo de la prensa deportiva para entender que son un vehículo ideal para promocionar una marca. Los productos que los deportistas exhiben son variados, el más lógico es evidentemente los implementos deportivas, las dos grandes marcas se pelean día a día tener los mejores futbolistas y en general deportistas, luego aparece productos de aseo, ropa de calle, carros y se llega el caso en que se acaba promocionando una ciudad o un país como el caso de Lionel Messi con la ciudad de Buenos Aires.

 Lo anterior no implica que sea fácil. Jurídicamente surgen problemas complejos que pueden representar mucho dinero para el deportista o determinada marca. 

Existen jugadores que promocionan dos y hasta tres marcas deportivas, la personal, la de su equipo profesional y la de su selección, de manera que en determinado momento está utilizando camiseta con una marca y al poco tiempo está utilizando otra de la competencia directa. Los contratos para esto son supremamente minuciosos e implican un cuidado importante para el deportista que en cualquier momento podrá estar incumpliendo alguno de los compromisos comerciales incluso, atando la responsabilidad personal o de su equipo o selección por ejemplo por ejemplo al portar la camiseta equivocada en un espacio específico. 

Ocurre lo mismo en los estadios y campeonatos, por ejemplo una cerveza es la patrocinadora oficial de un gran campeonato y será promocionada en las vallas de todos los estadios, al tiempo que algún equipo tiene en su camiseta un producto que compite directamente. 

Aparecen las campañas de ambush marketing como aquel slogan que decía que para ir al mundial no se requería visa en una clara referencia a la tarjeta de crédito, patrocinadora oficial, frente a la visa de turista que no se requería para viajar a ver el mundial.

Aparecen también situaciones difíciles de prever que resultan en una publicidad negativa para la marca como puede ser un positivo por dopaje o un escándalo tan habitual en algunos deportistas. En estos líos, son los buenos abogados los que logran redactar y hacer cumplir estos contratos y que prevén salidas económicas en eventos indeseados; y por lo que se inste a jugadores y equipos en contar con buenas asesorías que prevean riesgos y mitiguen contingencias.

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