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  • Carlos Parra Dussan

viernes, 13 de noviembre de 2015

De esta manera, el humorista Roberto Lozano, manifestó que su personaje Soldado Micolta dejará de aparecer a finales de este año, siendo sus últimos programas el de Sábados felices y el del Festival del Humor, que ya están grabados.

Esta situación se debe a que la organización Chao Racismo inició desde hace seis meses, acciones para que el personaje creado por Lozano fuera sacado del aire debido a que, según dicha entidad, atenta contra la cultura afrocolombiana.

Inicialmente, Lozano dijo que le haría cambios al personaje, pero debido a que hace algunos días en Cali varias personas afrodescendientes encadenaron las puertas del teatro Jorge Isaacs, donde el actor iba a hacer su espectáculo de humor, por lo que decidió dejar de representar al soldado Micolta.

Esto nos recuerda un tema muy sensible, como el del semanario francés Charlie Hebdo, que fue muy difícil para los medios de comunicación cuando en enero pasado varios de sus columnistas fueron asesinados por sus críticas satíricas sobre las religiones. 

Lo paradójico es que en Colombia que se precia de ser el país más feliz se está restringiendo el humor, que hace parte de todas las culturas y en los chistes se juega con el imaginario y el estereotipo, pero debemos reconocer, que en muchas ocasiones se puede herir o lastimar a las personas sin querer, incluso haciéndoles bullying a través de la broma fácil.

De esta manera, es cotidiano que el humor colombiano se burle de las diferencias y la diversidad humana, por lo que censuramos la mofa de la poca inteligencia de las mujeres, los defectos físicos de las personas con discapacidad, las costumbres de los oriundos de algunas regiones y la satanización de la orientación sexual de algunas personas.

En este sentido, sugerimos que el humor sea mucho más elaborado, centrándose en las anécdotas de la cotidianidad, en los juegos de palabras no ofensivos, en las imitaciones caracterizadas que engrandezcan al personaje y no en la diversidad humana.

Recordemos que desde la Ley 70 de 1993, que desarrolló el artículo transitorio 55 de la Constitución Política, ya se sancionaba la discriminación racial. 

Por su parte, la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial adoptada en Colombia mediante la Ley 22 de 1981, también sanciona la discriminación. 

Por último, en este desarrollo del derecho antidiscriminatorio, la nueva Ley 1752 de 2015, tipificó la discriminación y el hostigamiento como dos nuevos tipos penales.

En este contexto, las representaciones racistas en los medios de comunicación colombiana como el “soldado Micolta”, caracterizado a través de un blackface con fenotipo y la particularidad de acentos lingüísticos de los afrocolombianos como atributos caricaturescos y burlones, sí estructuran prejuicios y estereotipos anómalos del ser y el cuerpo de las personas afrodescendientes, constituyendo una verdadera discriminación. 

Debemos tener claro que hoy existen temas muy sensibles y el del racismo es uno de ellos, por esto quienes hacen humor y estamos en los medios debemos tener cuidado si se compromete la dignidad de una etnia o una minoría para que no sea discriminada.

En conclusión, sí se puede continuar haciendo humor en Colombia, pero se debe evitar perpetuar imaginarios negativos y herir la dignidad de ciertos grupos.

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