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jueves, 21 de febrero de 2019

En el lugar, se construirá un Memorial dedicado a las víctimas y héroes de la época del narcotráfico

Una buena cantidad de familiares de víctimas del narcotráficante Pablo Escobar ya se encuentran en Medellín, invitados por la alcaldía de esta ciudad para estar presentes en la implosión, este viernes, del Edificio Mónaco, la abandonada edificación que fue fortín del temido criminal y que con los años se convirtió en un lugar de visita de turistas, nacionales y extranjeros.

El paso del tiempo ha hecho su labor en este lugar. Son ocho pisos que en los años ochenta contenían todo tipo de lujos y de las excentricidades que los capos narcos se daban, en especial en el penthouse, el lugar de ‘El Patrón’, con 1.600 metros cuadrados con acabados en mármol y enchapes en oro, junto a obras de arte de los más grandes artistas del arte universal, aunque algunos afirmaban que eran copias y los narcos habían sido engañados por grandes estafadores del arte internacional.

Se dice que Escobar no podía pasar largas temporadas en este lugar, al ya ser perseguido por los organismos de seguridad del Estado, por sus enemigos en el negocio ilícito e incluso por aquellos que algún día fueron sus amigos. Allí guardaba uno de sus tesoros favoritos, una colección de cerca de 70 autos clásicos en los cuales gastó una buena cantidad de millones de dólares, dinero que le sobraba producto del narcotráfico.

Pero de todo ese exceso vanidoso de riqueza, el mismo que llevó a muchos capos o a la tumba o a la cárcel, ha desaparecido de este edificio que lleva el nombre del pequeño principado del sur de Europa donde solo los más ricos pueden tener un lugar frente al Mediterráneo.

Hace tres décadas, en medio de la guerra de los carteles de Medellín y Cali, los del Valle del Cauca colocó un carro bomba y todo ese brillo desvaneció.

Pero ahí no paró todo para los habitantes de Santa María de los Ángeles, ubicado en el sector de El Poblado en Medellín, quienes han tenido que vivir, o sobrevivir, al estigma de ser los vecinos del más temido capo. Este punto de la ciudad es clave para los famosos narcotures, que por sumas que van desde los 100 dólares hasta los 950, por persona, en un día pueden visitar los lugares más dolorosos de la guerra narco que sufrió Medellín en los años ochenta e inicios de los noventa.

“No es un secreto que en muchos lugares nos siguen asociando con drogas, narcotráfico y violencia. Y lo que es peor, personajes como Pablo Escobar, que cada vez se alejan más de la realidad para acercarse a la ficción, siguen siendo referentes para los niños aquí y en el mundo entero”.

De ahí que la Alcaldía de Medellín lidera una iniciativa que integrará acciones educativas, artísticas y cívicas en torno a la memoria y la construcción de futuro, sin olvidar un pasado que entre 1983 y 1994, el narcoterrorismo se llevó 46.612 vidas.

“Los victimarios han sido protagonistas del relato por mucho tiempo y eso afecta los referentes de nuestros niños y jóvenes. Por eso consideramos que ha llegado el tiempo de que los héroes y las víctimas de la guerra que el narcotráfico declaró contra todo un país, tengan voz y rostro. Allí donde nos marca una cicatriz dejaremos huella”.

En lugar del Mónaco se levantará un Memorial dedicado a las víctimas y héroes de la época del narcotráfico, en el inicio de una estrategia que desde el arte, la educación y el civismo pretende lograr un cambio cultural.

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