Integridad no puede estar en manos de gente con rabo de paja
La Constitución es norma de normas.
En todo caso de incompatibilidad entre la Constitución y la ley u otra norma jurídica, se aplicarán las disposiciones constitucionales. (Artículo 4 de la constitución política).
Por mandato constitucional a la Corte Constitucional se le confía la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución. (Artículo 241 de la Constitución Política.)
Los Magistrados de la Corte Constitucional serán elegidos por el Senado de la República para periodos individuales de ocho años, de sendas ternas que le presenten el Presidente de la República, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado. (Artículo 239 de la Constitución Política y 44 de la Ley 270 de 1996.)
No solo debe ser un ciudadano honesto, estudioso jurista, aquel que aspire a ser elegido Magistrado de la Corte Constitucional, de lo contrario el daño que puede causar a la democracia y a la constitución puede ser inmensurable.
El ser guardianes de la Constitución, no solo es un honor, es una dura tarea, juristas destacados, ciudadanos ejemplares, que con su trabajo han defendido la constitución y desde antes de ser elegidos han conservado la dignidad el honor, con la terminación de su periodo han dejando un legado de jurisprudencia constitucional, a las futuras generaciones, entre ellos quiero destacar los nombres de Marco Gerardo Monroy Cabra, Jaime Araujo Rentería, Jaime Cordoba Triviño, Eduardo Cifuentes, Carlos Gaviria, Alfredo Beltrán Sierra, Luis Eduardo Montealegre Lynett, Fabio Morón Díaz Vladimiro Naranjo Mesa.
A quienes admiro y de quienes he adquirido sabiduría con la lectura de sus sentencias, de los doctores Alfredo Beltrán Sierra y José Gregorio Hernández Galindo, he tenido el privilegio de ser su alumno en la Universidad Libre en la especialización de derecho constitucional.
Estoy seguro que estos hombres se sentirán indignados y los que ya partieron desde el más allá trataran de hacer lo que este a su alcance para que de esa honorable corte no haga parte un cuestionado recién electo magistrado que afronta escándalos que ponen en duda su honestidad y su ética como abogado.
La Corte Constitucional no es el barril de las manzanas podridas, como si lo es el Congreso, pues de esta institución jamás ninguno de sus miembros han salido del despacho a la cárcel, como ha ocurrido en el Senado, en Ministerios, en la Dirección de Impuetos y Aduanas Nacionales, en las Fuerzas Militares, en Alcaldías y Gobernaciones, últimamente hasta en las Rectorías de Universidades.
La Corte Constitucional no puede ser blanco de cuestionamientos ni de críticas ni de escándalos, la Corte Constitucional es el templo de la constitución es “sagrada” y no debe ser la noticia del día por escándalos, de un magistrado a quien se le señala de haberse apropiado de una indemnización y no pagársela a la viuda que la reclamaba quien le había conferido poder, también se le acusa de haberse valido de estrategias jurídicas y actuaciones dudosas, para que la investigación que se le abrió en su contra prescribiera.
Y otros escándalos como deudas con la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, denuncias ante la Fiscalía.
Por esta razón no se puede permitir que un guardián de la Constitución, sea una persona con rabo de paja.
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