“Se mueve la cosa política”, como diría la encantadora e inteligente periodista Vicky Dávila. La designación de Oscar Iván Zuluaga como candidato presidencial del partido Uribe Centro Democrático, tiene alborotado el cotarro electoral. Por los lados de las toldas uribistas, quedó claro que “Pachito” Santos es un mal perdedor, además de un cretino incorregible: no hay derecho a que después de haber estado de acuerdo con el mecanismo de la convención, al ser derrotado no haya tenido la grandeza de reconocer el triunfo de Zuluaga y con su silencio malintencionado indique que lo tumbaron. Como buen niño “pechichón” y caprichoso que es, acostumbrado a que se haga su voluntad, “Pachito” peló el cobre.
De la que se salvó Uribe. Es aceptable equivocarse con un Santos, pero con dos es imperdonable. Si “Pachito” hubiese sido el ungido, habría traicionado a Uribe en algún momento (la deslealtad va en la sangre) y a todos los que creemos que el actual Presidente es un fiasco, nos habría condenado a votar por él. No nos digamos mentiras: es menos malo Juan Manuel que “Pachito”. En otras palabras: si la pelea hubiese sido entre Santos Juan Manuel y Santos “Pachito”, hasta yo habría salido a las calles con megáfono en mano a promover y apoyar la reelección del primero.
Zuluaga es sin duda el mejor candidato para Uribe. El político caldense le es fiel por completo a su mentor. En caso de que Uribe haga una alianza con el Partido Conservador o con cualquier otra fuerza política y si las circunstancias lo requieren, Zuluaga no dudará en dar un paso al costado. Sin embargo, Zuluaga no es conveniente para el Presidente Santos. A diferencia de “Pachito”, Zuluaga es un hombre curtido en la política, preparado y con experiencia, además de decente y correcto. Para el Presidente, sus amigos del gobierno y la prensa capitalina parcializada, lo mejor habría sido que Juan Manuel Santos se hubiese enfrentado con “Pachito”. Por ello insisten, sin mayores fundamentos o pruebas, en que la convención uribista estaba arreglada para favorecer a Oscar Iván: obvio, Juan Manuel, al lado de “Pachito” es un Churchill.
La gente dice que a Zuluaga le falta gracia y conexión con la gente. Pues déjenme decirles que, si bien eso es cierto, también lo es que, frente a Juan Manuel Santos, Zuluaga es una caja de música. El Presidente es el menos agraciado de todos los candidatos que están en la palestra. La imagen de Zuluaga en las encuestas crecerá proporcionablemente al desprestigio del Presidente, a quien literalmente se le salió el país de las manos hace rato. Si Uribe hizo a Juan Manuel Santos presidente de la República, siendo este un cadáver insepulto de la política colombiana, ¿por qué no habría de lograr su cometido con Oscar Iván, que es menos aburrido y distante?
Si Uribe saca más de 25 Senadores, pone Presidente porque todos los oportunistas de la política adherirían a su proyecto; y si Santos sigue cayendo en las encuestas, le dará paso a Vargas Lleras, quien dicho sea de paso no ve la hora de apuñalar por la espalda a Santos. Algo sí es seguro: nadie se escandalizaría por una traición entre un Santos Calderón y un Vargas Lleras.
Lo que bajo ninguna circunstancia puede ocurrir es que los costeños sigamos siendo espectadores de tercera: mínimo nos merecemos un puesto en la vicepresidencia como fórmula de Zuluaga, en cabeza de personas representativas del Caribe colombiano, como lo son María Consuelo Araujo o José Félix Lafaurie, a quien hay que reconocerle su valía a pesar de las diferencias que he tenido con él.
Sea Zuluaga o cualquier otro de una tercería, hay que votar por provincianos, para desarticular la insostenible “rosca cachaca” que tanto daño le ha hecho al país.
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