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martes, 3 de noviembre de 2020

Las apuestas deportivas, hasta hace muy poco tiempo, estaban prohibidas en Colombia. Históricamente tenemos amplia experiencia en esta actividad, el muy antiguo totogol y las apuestas de carreras de caballos, la de más recordación, el cinco y seis. La tecnología, el internet y, sobre todo, los teléfonos inteligentes le dieron nuevo impulso a esta práctica que incursionó e invadió el fútbol en todo el mundo.

Para estas compañías, la publicidad es fundamental; todas ofrecen prácticamente el mismo producto al mismo tiempo por lo que se hace necesario hacer campañas intensivas para lograr captar al cliente.

No he hecho cuentas, desde el nombre institucional de los torneos de fútbol profesional colombiano hasta publicidad en la mayoría de las camisetas de los equipos, estas marcas están en cualquier lugar y momento del fútbol profesional colombiano, al igual que en la mayoría de los países. Camisetas, publicidad estática, spots en los partidos, periodistas y exjugadores, redes sociales todos hablan bien de las apuestas deportivas e invitan a apostar .

El tema de las apuestas tiene varios asuntos; antes que nada, al igual que el consumo de tabaco y alcohol, en muchas personas se vuelve un hábito compulsivo, la ludopatía, que según los expertos y la OMS es una enfermedad.

Afirman que “el ludópata es como un drogodependiente que necesita el juego y hace lo que sea por jugar, es decir, convierte el juego en una primera necesidad urgente”. Se compara la adicción al juego con la de productos cuya publicidad está prohibida en el fútbol en gran parte de los campeonatos importantes.

Otro asunto de no menor importancia es la posibilidad de falsear los resultados; la semana pasada el presidente de un equipo profesional indicó que se están amañando resultados deportivos a causas de las apuestas que sobre estos encuentros se realizan. Desde aquellos tenebrosos años 80, se ha sabido que en Colombia se apuestan grandes cantidades de dinero en el fútbol. Patrocinar a varios equipos no es lo más adecuado frente a este problema.

Las apuestas y el amaño de partidos no es un problema actual; en 1919 a causa de las apuestas clandestinas el resultado de la serie mundial de beisbol se amañó y el equipo favorito perdió de manera inexplicable; ocho jugadores fueron suspendidos de por vida y el beisbol erradicó por muchísimo tiempo esta práctica.

En el fútbol el grandísimo Paolo Rossi estuvo involucrado en un asunto de apuestas que lo marginó del fútbol durante dos años y siete equipos fueron sancionados entre ellos AC Milan y Lazio que perdieron la categoría.
También me llama la atención que los equipos y los campeonatos pueden utilizar publicidad de casas de apuestas y los jugadores individualmente considerados no, claro el ejemplo de Yerri Mina y los conflictos que tuvo en Inglaterra por publicitar una casa de apuestas en Colombia.

Deportes como el tenis tienen claro que las apuestas modifican el curso de un partido, sobre todo cuando, como está ocurriendo en el fútbol se apuesta por asuntos tan insignificantes como numero de tiros de esquina o de tarjetas amarillas. Apostar, por ejemplo, por el número de dobles faltas que un jugador comete en un partido puede que no cambie el marcador final pero evidentemente modifica el curso normal del partido.

En realidad no se quiere acabar con las apuestas deportivas; simplemente erradicarlas del fútbol, bastantes problemas tiene este deporte; corrupción, lavado de activos y malas prácticas de sus dirigentes para agregarle otro. Al igual que el tabaco y alcohol la publicidad de esta actividad no puede estar en el fútbol.