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OPINIÓN

Un voto, el verdadero poder en nuestras manos

24 de mayo de 2014

Canal de noticias de Asuntos Legales

Posiblemente porque no nos gusta ningún candidato, probablemente porque no creemos en nuestros procesos, seguramente porque la corrupción se ha apoderado de nuestros más íntimos temores, o incluso eventualmente porque no tenemos tiempo para eso; los colombianos nos hemos visto sometidos a múltiples desaciertos electorales debido a la poca importancia que le damos al verdadero poder que tenemos en nuestras manos. 

Históricamente y con nuestro instinto culebrero, cada 4 años y en todos los estratos sociales, los colombianos asumimos un rol de defensores o contradictores de alguien que nos regaló el tamal más rico en la única época en donde nuestros candidatos adoptan al guasón por modelo de sonrisa. 

La teoría del espiral del silencio, postulado que invoca los deseos individuales a partir de las preferencias de un colectivo, es decir, que el ciudadano vota por lo que diga la mayoría en las encuestas, es la constante más reprochable en una sociedad carente de posiciones firmes que en algunos casos incluso vende su voto y su conciencia por un pedazo de carne.

Algunos colombianos ingenuos, irresponsables e incluso moralmente cuestionables, no se han dado cuenta que el poder integral lo tienen ellos mismos en sus manos a la hora de poner a funcionar debidamente este país. Muchos, ignorantes porque así lo quisieron y no porque les tocó, cometen el delito supremo de endosar su voto a cualquier propuesta sin fundamento, simplemente con la convicción del “bobo de esquina” que cree que en voto es en contra y no a favor de alguien.

Dan risa aquellos que se rasgan sus vestiduras haciendo 4 años de oposición en la clandestinidad, aquellos que se escandalizan con cualquier acto de corrupción o peor aún, aquellos que expresan violentamente su loable malestar cuando ni siquiera tuvieron el interés de asistir a las urnas. 

Mañana, todos los colombianos tenemos el deber, el poder y la responsabilidad suprema con nuestra conciencia, con nuestros hijos y con nuestro futuro. Sin importar por quien sea, los ciudadanos TENEMOS el deber de salir a expresar nuestro criterio, nuestro pensamiento o mejor aún, el derecho de poder hablar a partir de una sola e ineludible realidad: “yo voté”.

Cada individuo es el único responsable del curso de la historia de nuestro país. Es muy injusto con nuestro propio dinero, poner a funcionar una logística electoral compleja, para no hacer uso de ella; eso sin duda, es un acto de corrupción mucho mayor a quienes por naturaleza y esencia son ladrones de oficio que quieren exprimir los casi interminables recursos de nuestro país.

Si usted se siente digno, si quiere a su país, a su familia y a sus hijos, o incluso, si le gusta más el peinado de Clara, la fluidez de Martha Lucia, la Vehemencia de Juan Manuel, el liderazgo de Oscar Iván o el tono enérgico de Enrique; salga, haga la fila, vote y así pierda, llegue a su casa con la conciencia limpia y con la tranquilidad desbordada: durante los próximos 4 años, usted SI puede hablar!

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