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viernes, 26 de septiembre de 2014

En palabras del socio director del despacho ibérico, Luis de Carlos, la sociedad resultante “se convertirá en una única firma global iberoamericana que facture la mitad en España y la otra mitad en el resto del mundo.”  Aunado a esto, también se ha anunciado la llegada de la firma DLA Piper que cuenta con más de 4.000 abogados en más de 30 países alrededor del mundo, y que según algunos rumores dentro del sector, su llegada al país será en alianza con una de las firmas nacionales más grandes e importantes en cuanto a servicios jurídicos especializados en finanzas se trata. Hace casi un año, se había anunciado la inauguración de la sede en Bogotá D.C. de la firma española Garrigues, casi al mismo tiempo que la firma multinacional experta en Derecho Laboral Littler Mendelson, afianzaba su entrada al mercado latinoamericano a través de una alianza con la firma local Godoy y Córdoba Abogados, y todo esto sin contar con la llegada, en años atrás, de las firmas internacionales Norton Rose Fullbright, Dac Beachcroft, Cremades, Calvo & Sotelo, entre otras. 

Ahora, ¿Qué tienen en común estas multinacionales dedicadas a la prestación de servicios jurídicos? En primer lugar, lo que tienen en común la mayoría de estas grandes organizaciones es que son precisamente eso; verdaderas compañías pensadas para competir no dentro del estrecho subsector de servicios jurídicos, sino para competir, y de una manera muy efectiva, en el sector de servicios en general. Es por esta razón que en España, particularmente, se habla de una batalla campal entre las firmas de abogados y las gigantes compañías denominadas “big four” (antes “big five” hasta el desaparecimiento de Arthur Andersen). En este orden de ideas, estas macrofirmas de abogados, en no pocas oportunidades igualan en número el personal administrativo al personal de abogados, de tal suerte que estos últimos cuenten con un apoyo constante y de altísimo nivel para la realización de sus tareas. Famosa es la práctica de la estadounidense Watchell, Lipton, Rosen & Katz en la cual hay turnos de secretarias 24 horas al día, 7 días a la semana, para que los asociados contaran con un apoyo disponible incluso a las 04:00 a.m. En segundo lugar, estas grandes compañías tienen en común la existencia de programas serios de planeación estratégica y ejercicio administrativos muy serios, como el Legal Project Management, que les permite la optimización integral de sus procesos organizacionales, logrando de esta manera brindar al cliente incluso soluciones más allá de las meramente legales que atiendan y satisfagan, verdaderamente, sus necesidades.

Ahora bien, la pregunta más importante que surge a raíz del fenómeno antes descrito es: ¿y ahora que pasará entonces con el mercado de servicios jurídicos latinoamericano? En realidad, aún nadie está en capacidad de responder a esta pregunta. Los análisis más conservadores que se han realizado plantean la posibilidad que las firmas colombianas extiendan sus redes de servicio, pero no a través de alianzas sino con la creación de sedes operacionales propias, en las ciudades capitales distintas de Bogotá y especialmente aquellas con acceso a los puertos marítimos en donde se espera, se concentre el tráfico comercial de la llamada “Alianza del Pacífico”. Por otro lado, existen análisis que indican que aún el fenómeno de internacionalización del mercado de servicios jurídicos nacional no ha culminado pues varios ojos están a la espera del movimiento que realice la firma Cuatrecasas, Goncalves-Pereira.

Lo único cierto hasta el momento es que el próximo año 2015 estará lleno de sorpresas para el sector de servicios jurídicos y en donde podremos apreciar, muy por encima, el éxito o fracaso de esta nueva dinámica comercial en Colombia. Por ahora, mis felicitaciones a Philippi, prietocarrizosa & Uría.