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martes, 4 de julio de 2023

Los temores que ha suscitado el auge vertiginoso de la inteligencia artificial (IA), en todos los campos, y el clamor de diversas personalidades que abogan por adoptar medidas urgentes, para prevenir los posibles impactos negativos que ella pueda tener, en la humanidad, han llevado a Estados Unidos a unirse a la tendencia de regular esta actividad.

Así, el pasado mes de mayo, el CEO de OpenAI, Sam Altman, propuso ante el Congreso crear una nueva agencia para regular la IA, que se encargue de limitar el desarrollo de este sector y de otorgar o retirar licencias a las empresas de IA

A través de este mecanismo la autoridad podría bloquear la posibilidad de que los modelos de IA se repliquen y alimenten de manera autónoma.

Por su parte, los senadores Michael Bennet y Peter Welch presentaron un proyecto de ley para crear una Comisión Federal de Plataforma Digital cuya función será, no sólo regular la IA sino también supervisar las redes sociales, los motores de búsqueda y otras plataformas en línea, además de garantizar que los procesos algorítmicos de las plataformas digitales sean "justos, transparentes y seguros".

La idea de establecer un organismo regulador específico, para la tecnología, ha venido abriéndose camino hace ya un tiempo, en los Estados Unidos, pero ello no ha sido posible debido al temor de que esa iniciativa pueda frenar la innovación, que es una de las principales exportaciones de ese país.

De ahí que, a pesar de la importancia que tienen las plataformas digitales, en todos los aspectos de la actividad humana, este sector es uno de los menos regulados allí, en comparación con otros como el financiero o el de la salud.

Pero esta iniciativa tiene también detractores, como Ben Shneiderman, reconocido informático estadounidense, quien considera que no es necesario establecer una agencia especializada, por cuanto en los EE. UU ya existen suficientes agencias federales que pueden ocuparse de atender los temas de IA y colaborar entre sí. Es el caso el Departamento de Justicia (DOJ), la Securities Exchange Commission (SEC) y la Federal Trade Commission (FTC).

Además del proyecto mencionado, este mes se presentaron otros dos proyectos de ley relacionados con IA.

El primero es la Ley de Gobernanza Automatizada y Transparente (TAG Act), presentado por Gary Peters, Mike Braun y James Lankford, que busca exigir al gobierno total transparencia en el uso de la IA y obliga, a las agencias del Estado, a informar, a los ciudadanos, cuando ellas utilicen la IA para adoptar decisiones que los afecten. Se garantiza allí además que cuando los ciudadanos apelen decisiones que hayan sido tomadas mediante inteligencia artificial, esos recursos deben ser resueltos por humanos. El gobierno federal tiene que asegurarse de que” las decisiones no se están tomando sin humanos en el asiento del conductor", aseveró el senador Braun.

Finalmente, los senadores Michael Bennet, Mark Warner y Todd Young presentaron otro proyecto que busca crear una Oficina de Análisis de Competencia Global para analizar el desempeño de EE. UU, en el campo de la IA, en comparación con otros estados, en aras de garantizar que ese país siga liderando el desarrollo de la IA.

Según Bennet no se puede permitir que EE.UU pierda su “ventaja competitiva en tecnologías estratégicas, como semiconductores, computación cuántica e inteligencia artificial frente a competidores como China”.

Esta febril actividad regulatoria refleja el desconcierto y la ansiedad de los estados por evitar que el marco regulatorio se quede corto ante una realidad que amenaza, de manera irremediable, con desbordarlo.